En el siglo XII de nuestra Era, mientras los europeos vivían la época de las cruzadas, en América del Sur, territorio aún desconocido y dominado por los primeros pueblos andinos, se formaba el imperio inca. Se trató al comienzo de un pequeño reino surgido de la cultura Tiahuanaco-Huari, que tenia asiento en el lago Titicaca.
El origen de los incas fluctúa entre la historia y el mito. La tradición señala que el emperador que figura en el primer lugar de todas las líneas dinásticas era Manco Cápac.
Primeros pueblos andinos
Según la leyenda de los primeros pueblos andinos, Manco Cápac salió desde el fondo de una gruta del lago Titicaca junto con tres hermanos y cuatro hermanas.
Dos de sus hermanos sufrieron una metamorfosis mítica, y del tercero se desembarazaron pues tenía instintos feroces. De este modo, Manco Cápac se quedó sólo con sus hermanas y se casó con la más valiente y fuerte de ellas, Mama Ocllo. Ambos se constituyeron en la pareja divina creada por el Sol para ser los fundadores de un imperio.
Para cumplir su cometido, los esposos-hermanos se instalaron en el fértil valle del Cuzco y desde allí comenzaron a extender sus dominios.
Resulta difícil separar el mito de la historia; sin embargo los antropólogos e investigadores han llegado a ponerse de acuerdo en que los incas provenían efectivamente de la región del Titicaca, en donde estaba la cultura Tiahuanaco.
Expansión de los pueblos andinos
La expansión incásica no es distinta a la de otros pueblos primitivos y nómadas de esa época que, crecer su población, buscaron tierras más fértiles para instalarse.
Al comienzo, cuando recién llega ron al Cuzco, no pasaban de ser una pequeña tribu de uno de los pueblos andinos que dominaba el valle de Vilcanota, bajo la dirección de dos jefes militares elegidos y a los que llamaban sinchis.
Los primeros pueblos desplazados por los incas no tardaron en someterse voluntariamente a su dominación, reconociendo que tenían avanzados conocimientos agrícolas y que les convenía más unírseles y formar con ellos una confederación.
Así robustecidos, los incas comenzaron a extenderse hacia los cuatro puntos cardinales. En esta etapa las cosas fueron más difíciles, pues se encontraron con muchos pueblos rebeldes que jamás quisieron someterse.
Entre éstos fueron especialmente rebeldes los aguarunas, de la región amazónica del noreste del territorio. Fue sin du da a causa de los enfrentamientos con estos pueblos que los incas decidieron construir la primera de sus tres fortalezas, la de Sacsahuamán, que protegía la ciudad sagrada del Cuzco.