Los Tehuelches se caracterizaban por ser un pueblo nómade terrestre, no se dedicaron a la navegación.
Este pueblo también fue llamado por los españoles «Patagones«, porque dejaban enormes huellas de sus pies en la arena de las playas, dado que envolvían estos con pieles de guanaco.
Eran de elevada estatura – 1,75 m. promedio para el hombre y 1.70 para las mujeres-, se dedicaban a la caza del guanaco y ñandúes, recolectaban todo tipo de raíces y semillas silvestres. Cada linaje contaba con su jefe y territorio.
Tenían creencias religiosas sencillas, en su mundo actuaban espíritus buenos causantes de alegrías y espíritus malos que provocaban daños y enfermedades.
Sepultaban a los difuntos acompañándolos de sus pertenencias, en tumbas excavadas en el suelo o en cuevas que cubrían con piedras.
Exterminio de los Tehuelches
La instalación por el gobierno chileno del Fuerte Bulnes en 1843 y de Punta Arenas en 1848, ambas a la orilla del Estrecho de Magallanes, fueron hitos que marcaron el inicio del proceso colonizador del territorio tehuelche.
Desde el principio, los indígenas se acercaron en actitud amistosa a estos asentamientos. Allí establecieron con los recién llegados, relaciones pacíficas basadas en el intercambio de sus bienes (pieles, plumas, carne de guanaco) por productos traídos por los afuerinos (yerba mate, azúcar, tabaco, alcohol, etc.).
El interés de las autoridades chilenas en ganar la confianza de los indígenas, tenía por objeto establecer a través de ellos la soberanía nacional en las tierras patagónicas, disputadas en aquel tiempo con Argentina.
El fuerte aumento poblacional experimentado a contar de la década del siglo pasado en Punta Arenas, el auge económico, la proliferación de la industria maderera y aurífera, la caza de mamíferos marinos, el comercio y la delimitación de las jurisdicciones territoriales entre Chile y Argentina, en virtud del tratado de 1881, entre otras causas, vendrían a poner fin a la importancia que para las autoridades chilenas tuviera en un comienzo la relación con los Tehuelches.
Un contagio de viruela se apoderó del pueblo tehuelche, reduciéndose significativamente la población aborigen de la Patagonia chilena y argentina.
Con el abandono de los sobrevivientes y la huida de estos hacia territorio argentino, en poco más de medio siglo de relación con el hombre blanco, este pueblo habría prácticamente desaparecido.
Los Tehuelches fueron vistos por última vez en territorio chileno alrededor de 1927.
Los indígenas provenían de Killik – Aike, localidad ubicada al norte de Río Gallegos, Argentina, y se desplazaban esporádicamente a la Patagonia chilena para cazar guanacos. Desde entonces nunca han regresado.
Fuente: Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi)