El territorio austral de Chile puede dividirse en dos grandes áreas geográficas con características bastante diferenciadas.
Por un lado está el húmedo mundo de los archipiélagos y canales que se extiende desde la isla de Chiloé hasta el Cabo de Hornos; una tierra inhóspita cubierta de espesas selvas y cuyas precipitaciones pueden llegar a superar en algunos casos los 5000 mm anuales.
Ese mundo, de una belleza singular y esencialmente acuático, estuvo habitado por pequeñas bandas de cazadores-recolectores que deambulaban en canoas por el laberinto de canales en busca del sustento, constituido básicamente por la caza de lobos marinos, aves, peces y mariscos.
Pueblos de los canales australes
Los pueblos de los canales australes estaban divididos en tres grandes grupos étnico-lingüísticos: los chonos, que habitaban las islas situadas entre el archipiélago de Chiloé y la península de Taitao; los kawéskar, entre el Golfo de Penas y el Estrecho de Magallanes y los yaganes -o yamanas-, habitantes de las islas al sur de la Tierra del Fuego.
Con una organización social extremadamente sencilla, sobrevivieron por cientos -quizás miles- de años en un medio ambiente de extrema rudeza.
Sin embargo, el contacto con el mundo occidental alteró radicalmente su estilo de vida llevándolos a su extinción como etnias.
Clima en el territorio austral
En la región del Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego el paisaje cambia abruptamente para dar paso a extensas llanuras de coirón y gramíneas. Este era el hábitat de camélidos como el guanaco, pequeños roedores y ñandúes.
En este mundo de inmensas planicies habitaban pueblos de gran estatura y contextura robusta. Todos organizados en bandas de cazadores-recolectores sobre la base de grupos de parentesco sanguíneo.
Entre el río Santa Cruz y el estrecho de Magallanes vivían los aónikenk, el grupo más austral de los tehuelches.
Cazadores de guanacos y ñandúes, la introducción del caballo a fines del siglo XVII transformó su estilo de vida, dotándolos de gran movilidad y de nuevas técnicas de caza.
Cambio de vida
La fundación del Fuerte Bulnes en 1843 a las orillas del Estrecho de Magallanes, el contacto con exploradores europeos y la expansión de la ganadería ovina en el último cuarto del siglo XIX, alteraron su modo de vida y terminaron por hacerlos desaparecer del territorio chileno.
En las planicies de la Tierra del Fuego habitaban los onas o selk’nam, pueblo de cazadores-recolectores pedestres que tuvo un trágico final al ser exterminado por los colonos que se instalaron en la isla a fines del siglo XIX, en el período de auge de las grandes estancias ovejeras.
Todos los pueblos de la zona austral, a pesar de la simplicidad de su organización social, mostraban profundas creencias religiosas y ritos de alta complejidad.
En ese sentido, distaban de ser los «salvajes» que pretendían ver los europeos. Y fue esa mirada la que de alguna forma contribuyó a despoblar las frías tierras australes de sus primeros habitantes.