Al calor del sol que amanecía otra vez, y desde la profundidad del bosque, surgió una pareja humana que sobrevivió al fuego, Lifthrasir y Lif. Se habían salvado para que el mundo se pudiera repoblar.
La tierra volvió a surgir de los mares, verde y bella; los campos crecieron sin sembrarlos. Los dioses de la Naturaleza, Vali y Vidar, se asomaron al paisaje que despertaba a la nueva vida y se encontraron con los hermanos Mode y Magne, hijos de Thor y de la giganta Larnsaxa, que tenían el martillo y las virtudes de su padre.
Después apareció Hoener. Más tarde, desde el infierno vendrían Balder y Hodur, hijos de Odín y Frigga.
Los siete dioses descubrieron felices que en lo alto del cielo, el Gimle -la morada celestial más elevada- se había salvado de la destrucción total. A partir de ese rincón del paraíso original, empezarían su nuevo reinado de amor y cuidados sobre la nueva humanidad y la también renovada Tierra.