Aunque muchos expertos aún no se ponen de acuerdo en la fecha exacta en que comienza la primavera, lo cierto es que cuando llega en el hemisferio sur el 21 de septiembre, en el hemisferio norte comienza el otoño, es decir, justo al revés. Y cuando en uno de ellos comienza el verano, en el otro lo hace el invierno. Estas son las estaciones del año y se producen porque nuestro planeta gira en torno al sol, lo que hace que una parte siempre esté más cerca de este astro y, obviamente, reciba más calor. A este movimiento se le llama de traslación. El de rotación es el que produce el día y la noche.
La primavera se caracteriza por un aumento gradual de las temperaturas y de las horas de luz. Esas características sólo se aprecian en zonas de latitud media o alta. En las regiones ecuatoriales no puede hablarse de primavera, ya que por lo general sólo existen dos estaciones, una seca y otra húmeda, cada una con seis meses, y el día y la noche tienen prácticamente la misma duración (12 horas) a lo largo del año. En las zonas árticas y antárticas es una estación muy breve. En el hemisferio norte se corresponde con los meses de marzo, abril y mayo; en el hemisferio sur (osea en el nuestro), con los meses de septiembre, octubre y noviembre.
En la primavera muchos animales salen de su período de hibernación, es decir abandonan sus madrigueras donde se refugiaron durante el invierno para reintegrarse a sus hábitats. Las plantas también renacen llenándose poco a poco de hojas y, posteriormente de flores.
Las cuatro estaciones
Desde pequeños sabemos que durante el año debemos adaptarnos a diferentes temperaturas y condiciones de clima. En verano, sentimos mucho calor y vamos a la playa o a lugares más frescos. En invierno llueve mucho y sentimos frío, debemos abrigarnos. En primavera todo está mejor y en otoño nos preparamos para el frío.
Todo lo anterior lo vivimos en forma natural, pero debemos saber que esos cuatro períodos climáticos se desarrollan de acuerdo al año solar. Así, la existencia de la primavera, del verano, del otoño y del invierno se debe a la posición de la Tierra respecto al Sol, ya que la Tierra se mueve (se traslada) de un lugar hacia otro alrededor del Sol. (Ver el movimiento de traslación)
La primavera, temporada de alergias
Aparte de ser la estación del amor y de la naturaleza, la primavera está asociada con algo menos agradable, como es el aumento de las alergias en la población a causa del polen de plantas y árboles. El polen puede ser transportado a través del viento o de insectos, y es el primer caso el que produce más patologías alérgicas, como la rinitis y el asma, al afectar a un mayor número de personas.
Los estornudos, picazón nasal y de ojos, romadizo, tos, dificultad para respirar y silbidos en el pecho, pueden agravarse en los días de altos recuentos ambientales de pólenes. La polinización de los árboles se produce desde mayo, y durante septiembre predominan los pólenes del plátano oriental, arce y álamo, y hacia los meses de verano se encuentran en mayor medida los de pastos y malezas.
Equinoccios y solsticios
El día que comienza la primavera y el otoño en el hemisferio contrario, se produce el equinoccio, única jornada en el año en que el día tiene la misma duración que la noche. Cuando comienza el verano en un hemisferio y el invierno en otro, se le llama solsticio.
La jornada en que se produce el solsticio de invierno en nuestro hemisferio, tiene el día más corto y la noche más larga. En el hemisferio norte comienza el verano, con el día más largo y la noche más corta del año.