¿Cómo fueron los otros viajes de Colón? Tras informar sobre su viaje a los Reyes Católicos, el navegante se abocó a organizar una segunda expedición (1493-1496) a América, la que se realizó a mayor escala. Esta incluía 17 barcos, que llevaban entre 1.000 y 1.500 personas.
Ahora, su objetivo era doble: continuar los descubrimientos y colonizar La Española.
Los viajes de Colón
Algunos europeos venían a iniciar otra vida en el que llamaron «Nuevo Mundo»; otros eran cazadores de fortuna, que pensaban enriquecerse con el oro de los indígenas.
Por su parte, los Reyes de España se interesaron en las posibilidades agrícolas y en cristianizar a la población. Por esta razón, la segunda expedición incluyó monjes y sacerdotes.
Colón se encontró con que el primer intento de Colonia había fracasado, debido el abuso de los españoles con los indígenas, lo que provocó una rebelión.
El Almirante fundó un nuevo asentamiento que llamó Isabela. Este se convirtió en una factoría comercial, a partir de la cual se estableció y organizó la apropiación del oro, la captura de indios para venderlos como esclavos, la imposición de tributos a los indígenas, y la obligación para estos de conseguir alimentos para los españoles.
Ello implicó la destrucción del sistema de subsistencia de los indígenas y la imposición de otro, acumulativo y de producción masiva.
Poco a poco, los nativos entendieron que las relaciones no eran amistosas, especialmente cuando Colón envió 500 esclavos indígenas como regalo a los Reyes.
Las enfermedades, los insectos, el maltrato y la escasez de alimentos hacían difícil la vida para todos.
Tercera y cuarta expedición
En el tercer viaje (1498-1500), el Almirante llegó a Trinidad y a las costas de lo que hoy se denomina Venezuela. Él estaba seguro de que esta era Asia del Sudeste.
Al llegar a la nueva ciudad de Santo Domingo en La Española, muchos de los colonos se rebelaron contra su autoridad. Fue destituido como gobernador y volvió a España.
En la cuarta visita (1502-1504), Colón insistía en buscar el paso a la India y fracasó. Se dice que cuando navegaba por las costas de Honduras, se encontró con unos mercaderes que iban en una canoa a un lugar llamado Maya.
No quiso seguirlos, y rechazó así, sin saberlo, una invitación a la tierra de los mayas. Finalmente, retornó a España.
Ya estaba muy enfermo y su regreso ya no fue triunfal.
Cristóbal Colón murió dos años después, en 1506, y se le hizo un pobre funeral.
El gran encuentro
Cuando Colón y su tripulación llegaron por primera vez al Nuevo Mundo fueron recibidos por un grupo de indígenas sonrientes y felices. Todos acudieron a la playa, entusiasmados, a hacer regalos a sus visitantes: loros de colores brillantes y atados de telas.
Iban desnudos, salvo por la pintura corporal y algunas joyas. Colón observó que tenían una cara peculiarmente redonda y por ello les llamó, equivocadamente, «indios» (gente de la India). La redondez de su cara era artificial, resultado de fajar las caras de los bebés.
La llegada de los europeos significó una catástrofe para este pueblo pacífico. En 1492, la isla La Española estaba habitada por 300.000 indígenas.
En los cinco años siguientes 100.000 habían desaparecido por las penurias sufridas o porque se les había matado.
Además, con los españoles los contagiaron con enfermedades desconocidas, como la viruela, el tifus, la difteria y el sarampión.