Es normal sentir sueño después de almorzar. Se trata de una respuesta biológica ya que nuestro sistema digestivo requiere más irrigación sanguínea, pero también es una consecuencia de las horas que han pasado desde que nos levantamos.
Por ello, la siesta es y ha sido considerada muy beneficiosa y un estudio norteamericano reveló que las bondades se extienden a todas las edades: en preescolares, dormir media hora luego de almorzar disminuye las posibilidades de sufrir depresión, ansiedad e hiperactividad.
El estudio echa por tierra la idea de muchos padres que prefieren mantener a sus hijos despiertos en las tardes para que descansen mejor durante la noche.
Al analizar las conductas de niños entre 4 y 5 años, 77% de ellos solía dormir una siesta, mientras que el 23% restante permanecía despierto. Tras medir los ciclos de actividad y descanso de los menores y entrevistar a los padres, se confirmó la relación entre el mal dormir con la hiperactividad, ansiedad y depresión en los niños, pero además se demostró que la siesta es la clave para que los pequeños tengan un buen día.
«Yo recomendaría a los padres que incluyeron un tiempo tranquilo de descanso en la rutina diaria, ya que esto permitiría que los niños duerman una siesta si así lo necesitan», aconsejó Brian Crosby, autor principal de la investigación al portal www.neomundo.com.ar.