El uso de las lenguas es un elemento central en la definición de la cultura e identidad de los pueblos. Algo que estarían perdiendo nuestros pueblos originarios, donde un 89% de los niños y adolescentes no entiende ni habla su lengua originaria, un 6,9% sólo la entiende y apenas un 3,7% tiene un amplio conocimiento de ella.
Así lo revela el estudio Incluir, Sumar y Escuchar, realizado por Mideplan y Unicef y que es el primer gran mapa de la infancia indígena en nuestro país.
El fenómeno que también es extensivo a los adultos y que muestra un proceso de pérdida desde el 2000. En los niños, la mayor caída se produce entre quienes sólo entienden su lengua (37%), pasando del 11% en 2000 al 6,9 en 2009. Mientras que en los mayores de 18, los que ni entienden ni hablan su lengua pasaron de un 64% al 71%.
Oriana Zanzi, consultora del Programa de Infancia Indígena de Unicef, dice que esta pérdida responde a diversos factores, entre ellos, la migración rural-urbana de las familias indígenas, que las expone a un sistema social y cultural que desvaloriza las culturas indígenas; el alejamiento de los niños de sus familias y comunidades para proseguir estudios en las ciudades, y «las insuficiencias de la educación intercultural bilingüe aplicada sólo en el nivel de enseñanza básica y con coberturas parciales», dice. Y, por cierto, el temor a la discriminación.
La experta añade que las pautas de crianza de los niños indígenas han cambiado radicalmente, alejándolos de la influencia de las fuentes de transmisión cultural, como son los abuelos y los líderes tradicionales.
El tema no es menor. Según el Atlas Sociolingüístico de América Latina de Unicef, en Chile hay lenguas indígenas en riesgo de extinción, como la de los pueblos kawéskar y yagán. «Lo importante es tener en cuenta que el peligro de la extinción de las lenguas originarias está presente cuando se educa a los niños desde una visión monocultural, etnocéntrica y racista, que invisibiliza el patrimonio indígena, afectando su autoestima e identidad individual y colectiva», dice Zanzi.