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Comienza el año escolar y los niños deben permanecer gran parte del día con la vista puesta en el pizarrón, la pantalla del computador realizando tareas y trabajos, leyendo libros y concentrados tomando apuntes en sus cuadernos. Para muchos de ellos, estás tareas cotidianas no requieren de mayor esfuerzo, sin embargo, para otros significan dolor de cabeza, mareos e incluso fatiga. Esto puede deberse a que algo anda mal con su visión. Para descartar problemas oculares en nuestros niños un examen preventivo con el oftalmólogo, puede ser de gran ayuda.

De acuerdo a Marlene Vogel, Oftalmóloga Infantil del Centro Puerta del Sol los niños pueden ser examinados desde que nacen y mientras antes se detecte el defecto o la enfermedad ocular, mejores serán las probabilidades de recuperación mediante un tratamiento oportuno.

¿Cómo saber que algo anda mal?

Según aclara la oftalmóloga del Centro Puerta del Sol, los niños no tienen experiencia visual previa y muchas veces presentan defectos ópticos en un solo ojo, por lo tanto, es muy difícil que ellos por si solos se percaten que están viendo mal.

Por esto mismo desde hace algún tiempo muchos colegios están exigiendo exámenes oftalmológicos preventivos en los niños a partir de los 4 años, para detectar anomalías y para evitar complicaciones futuras.

De acuerdo a la especialista, para saber si un niño tiene dificultades para ver, debemos poner atención en algunas conductas comunes. Por ejemplo, si le mostramos un objeto y el niño se acerca para verlo o si guiña un ojo para leer o ver TV, es señal de que hay un problema visual.

Haga la prueba. Poniéndose a la misma distancia que su hijo de un cartel u objeto y taparse un ojo, luego el otro y evaluar si ve lo mismo. En general, un niño de 4 años de edad debe tener una agudeza visual similar a la de un adulto, aclara la oftalmóloga. Además en caso de defectos ópticos graves el niño puede mostrarse inseguro en lugares extraños, abiertos u oscuros.

Otra conducta que permite determinar la presencia de un problema visual es cuando el niño inclina o gira la cabeza para ver de cerca o de lejos, lo cual podría sugerir que tiene una desviación de un ojo o estrabismo.

Seguimiento

Para cada edad existen métodos de medición de la agudeza de la visión, la cual puede ser determinada mediante test especiales, incluso en los lactantes.

En un niño colaborador se puede realizar un examen similar a un adulto desde aproximadamente los 4 años de edad, enfatiza la profesional de Puerta del Sol.

Cuando aún no conocen las letras o números, se utilizan figuras fácilmente reconocibles por los niños o la letra E de Snellen, la cual se presenta hacia arriba, abajo, etc. Y se le pide al niño que diga con sus manitos en que dirección están orientadas «las patitas de la E».

Para los más pequeños, se pueden realizar exámenes sencillos y no invasivos que permiten determinar que el ojo esté bien formado y la visión se esté desarrollando bien.

Muchas veces se utilizan fármacos en colirio que se instilan en los ojos y al cabo de 40 minutos relajan el músculo de la acomodación y permiten medir con exactitud la potencia óptica del ojo y prescribir lentes si fuera necesario incluso en un bebé.

Otras funciones visuales que pueden ser evaluadas son la visión de colores y visión de profundidad o estereopsis y el alineamiento de los ojos (estrabismo), las cuales pueden ser importantes para el desempeño escolar e incluso la elección profesional del niño.

Uso de anteojos

¿Cómo hacer una elección adecuada?

Los niños más pequeños reciben felices sus primeros anteojos porque es algo novedoso para ellos y aún no tienen complejos, y lo que más les importa es que con el uso de éstos pueden ver mejor.

Una situación totalmente contraria sucede con los niños que están en la pubertad, ya que en esa etapa ellos están más preocupados de su aspecto físico de la aprobación social, sobre todo por parte del sexo opuesto.

De acuerdo al grado de complejo que les cause el hecho de usar anteojos, es bueno estudiar la posibilidad de cambiarlos por lentes de contacto, aclara la oftalmóloga.

A diferencia de lo que pensemos los adultos, los niños tienen bastante definidos sus gustos. Muchas veces son los padres los que suelen escoger modelos que están más a la moda.

Finalmente, la oftalmóloga aconseja a los padres que cuando lleven a sus hijos a la óptica, hagan que se prueben varios modelos y les expliquen bien su uso. También, recomienda que prefieran los anteojos con marcos firmes y sin tornillos, ya que éstos son más resistentes a golpes y a caídas.


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