El gas oxígeno permite obtener una gran cantidad energía a partir de los nutrientes por medio de la respiración celular. Por su parte, el Dióxido de Carbono permite a las plantas sintetizar sus propios nutrientes gracias a la fotosíntesis. De esta manera, plantas y animales incorporan estos elementos a sus células, a través de distintos mecanismos que te mostramos a continuación.
Las plantas presentan en las hojas unas estructuras denominadas estomas que tiene la capacidad de abrirse o cerrarse permitiendo el ingreso dióxido de carbono que se utiliza en la fotosíntesis.
A medida que el dióxido de carbono, penetra en las hojas por los estomas se pierde vapor de agua a través de éstos.
Los animales presentan distintas modalidades de intercambio gaseoso dependiendo del medio donde habita y de su estructura.
a) y b) En organismos pequeños, desde protistas hasta lombrices de tierra, el intercambio gaseoso se produce a través de toda la superficie corporal, el oxigeno ingresa por difusión
c) Las branquias externas, como las de los gusanos poliquetos y algunos anfibios, incrementan la superficie de intercambio, pero están desprotegidas. En estos organismos, el intercambio gaseoso habitualmente ocurre también a través del resto de la superficie corporal.
d) Con branquias internas, el mecanismo de ventilación impulsa el agua sobre las superficies branquiales altamente vascularizadas, como en los peces.) El intercambio gaseoso en los extremos terminales de los tubos traqueales que se ramifican a través del cuerpo y penetran en todos los tejidos es característico de los insectos y algunos otros artrópodos terrestres.
f) Los pulmones, presentes en todos los vertebrados que respiran aire y en algunos invertebrados como los caracoles terrestres, son sacos altamente vascularizados en los cuales fluye aire por un mecanismo de ventilación.
El oxígeno proveniente del medio externo (aire o agua) alcanza, por flujo global, los pulmones o las branquias. Luego, por difusión pasa a través de este tejido epitelial hasta la sangre desde donde, por flujo global circula hasta los tejidos donde será utilizado. Finalmente, difunde desde la sangre a los fluidos intersticiales, y hasta las células individuales para la respiración celular.
El dióxido de carbono, que es producido en las células de los tejidos, sigue el camino inverso y se elimina del cuerpo.
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