Skip to main content

1 Entre los los 12 y 18 meses: Amar. ¿Problemas con su pareja? La explicación puede estar más lejos de lo que usted piensa. En sus primeros meses de vida, por ejemplo. Un estudio realizado por sicólogos de la U. de Minnesota, en EE.UU., concluye que las experiencias interpersonales con la madre, el padre o quien tuvo el cuidado entre los 12 y los 18 meses de edad pueden predecir el comportamiento que tendrán los adultos en sus relaciones amorosas 20 años después. Así de simple. “La habilidad de los adultos para relacionarse de manera positiva, constructiva y su capacidad de amar a sus parejas se puede predecir por cómo se relacionaron con sus madres cuando estaban molestos a esa edad”, explica a La Tercera Jeffry Simpson, autor del estudio.

¿Por qué a esta edad? Porque es cuando los niños empiezan a resolver de mejor manera tareas estresantes o situaciones extrañas. “Si a los 12 o 18 meses tienen experiencias de angustia y no hubo nadie para repararla, a los 20 años va a tener más dificultades para emparejarse”, interpreta Javiera Navarro, directora de Sicología de la U. Alberto. Hurtado.

A nivel cerebral, Francisco Aboitiz, jefe del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva de la UC, explica que hay ciertos núcleos del cerebro -como el núcleo accumbens- que se activan cuando el niño experimenta una sensación placentera o cuando percibe motivaciones que predicen la aparición de un estímulo gratificante. Es muy posible que los mismos circuitos se activen en las guaguas durante el contacto afectivo con la madre, y si estos circuitos se estabilizan durante un período que podría ser 12-18 meses, el estilo afectivo puede quedar consolidado para el futuro, refuerza Aboitiz.

Simpson agrega que los niños comienzan a desarrollar estas capacidades de confiar, amar y resolver los conflictos cuando han recibido un cuidado completo y delicado, que les permite depender de sus padres en busca de apoyo.

2 Entre los 2 y 3 años: Las primeras mentiras. ¿Su hijo ya dice mentiras desde los dos años? No se preocupe. Mejor que eso, tienda a celebrar, porque los niños que dicen mentiras desde más temprana edad tienen más posibilidades de tener éxito en su vida adulta. Eso es lo que concluye una investigación del Instituto de Estudios del Niño de la U. de Toronto, que encontró que los niños que tenían la capacidad de elaborar mentiras a esa edad presentaron un desarrollo más rápido del cerebro, específicamente de la función ejecutiva. “Cuando los niños mienten, necesitan saber que su mente es distinta a la mente de la persona a la que van a engañar. De otra forma, no tiene sentido mentirle a alguien. Segundo, necesitan ser capaces de controlar su lenguaje, de modo que no se les salga la verdad. Necesitan trabajar en sus palabras para convencer al engañado de que lo que están diciendo es verdad”, explica a La Tercera Kang Lee, autor del estudio. Lee agrega que ambas habilidades son muy importantes para mentir exitosamente y se adquieren entre los 2 y 6 años de edad, pero hay niños que lo logran primero. El investigador agrega que los niños aprenden a hacer chistes y reconocer errores a la misma edad que dicen sus primeras mentiras.

3 A los 5 años: El sarcasmo. El sarcasmo es un recurso que algunos celebran y otros detestan. Pero también hay quienes no lo entienden y los delata su cara de circunstancia. No es menor esa diferencia; la ciencia ha descubierto que la capacidad de detectar el sarcasmo tiene beneficios que le podrían parecer insospechados: nuevos estudios han demostrado que mejora la resolución creativa de problemas. Los científicos que han monitoreado la actividad eléctrica de los cerebros de los sujetos expuestos a las declaraciones sarcásticas han encontrado que el cerebro tiene que trabajar más para entender el sarcasmo. Ese trabajo extra puede hacer al cerebro más agudo, según otro estudio. Y, en el otro extremo, una incapacidad para entenderlo puede ser un signo de alerta de una enfermedad cerebral.

Pero ¿desde cuándo tenemos la capacidad de detectarlo? Penny Pexman, sicóloga de la U. de Calgary que ha estudiado el sarcasmo por más de 20 años, dice a La Tercera que la mayoría de los niños empieza a apreciar el sarcasmo alrededor de los 5 o 6 años. Ahí entienden que hay un interlocutor que está diciendo cosas que no tienen un significado literal. Sin embargo, a la mayoría de los niños les toma más tiempo darse cuenta de que alguien podría hablar sarcásticamente y que detrás de eso hay una intención humorística. ¿Qué define quién lo hace primero? “Hay varios ingredientes: la capacidad de comprender que hay personas que pueden tener actitudes diferentes a las nuestras, el conocimiento de idiomas y también un poco de experiencia con el lenguaje sarcástico”, dice Pexman.

Katherine Rankin, neurosicóloga de la Universidad de California en San Francisco, explicó a la revista Smithsonian que la detección del sarcasmo es una habilidad esencial si uno va a funcionar en una sociedad donde la ironía cae por goteo; las personas que no entienden el sarcasmo “no son socialmente hábiles”.

4 A los seis meses: Lo bueno y lo malo. A los seis meses un niño balbucea algunas palabras. Con suerte, se sienta. Pero ya tienen sentido de la moral para distinguir entre lo bueno y lo malo. Es más: al contrario de lo que planteaba Freud, los niños nacen con un código de ética. Es lo que concluyeron diversos experimentos a cargo del profesor de la U. de Yale, Paul Bloom. Por ejemplo, en uno de ellos un gato de peluche jugaba a la pelota con dos conejos. Cuando la pelota se iba lejos, uno de los dos conejos la iba a buscar mientras el otro trataba de quedarse con ella. La mayoría de los niños prefirió al conejo que traía la pelota.

5 A los ocho meses: Los enemigos. A los seis meses, los niños ya tienen nociones básicas: dar es bueno, quitar es malo. Pero no son capaces de distinguir si al que dan es amigo o enemigo. Sin embargo, desde los ocho meses algunos niños ya hacen esa distinción. Así lo demostró un estudio de las universidades de Columbia Británica y de Yale que utilizó títeres. A esa edad, los niños se inclinaban hacia los títeres que habían colaborado en una tarea en vez de aquellos que la obstruían. Los investigadores concluyeron que los niños eran capaces de establecer una conexión socialmente sofisticada entre una conducta social positiva y provechosa y el castigo a un comportamiento antisocial. Según cita Atlantic, los científicos creen que esta habilidad surge del proceso de selección natural que dio forma a un evolucionado sistema de enjuiciamiento social que sustenta la existencia estable de la cooperación en nuestra especie.

¿Cómo llegamos a mentir o reconocer a nuestros enemigos? Marcos Manríquez, neurólogo y siquiatra infantil de Clínica Alemana, dice que esto se explica por la “teoría de la mente”, la capacidad que se desarrolla durante los primeros años para entender la propia mente y la mente del otro con el cual se interactúa.


Warning: Invalid argument supplied for foreach() in /www/wwwroot/www.icarito.cl/wp-content/themes/icarito-v1/template-parts/content-relacionadas.php on line 13