“Los dioramas son una de las atracciones que más recuerdan las personas que visitan el Museo Nacional de Historia Natural”, asegura la directora de la Dibam, Magdalena Krebs. Tiene razón. Estas representaciones en 3D y a escala de los diferentes paisajes naturales de Chile son uno de los principales atractivos del recinto. Pocas veces se tiene la ocasión de ver pumas y guanacos taxidermizados en un lugar que recrea su ambiente natural. Para muchos, también, es la única oportunidad de apreciar de forma casi real un paisaje antártico, con pingüinos y nieve incluidos.
Estos dioramas son parte de Chile biogeográfico, la exposición permanente que está en el primer piso del Museo de Historia Natural y que acaba de ser sometida a la mayor intervención en sus 30 años de historia. Esta remodelación será la principal novedad de la reapertura del recinto de la Quinta Normal, que se realizará este viernes.
El museo estuvo cerrado al público durante 26 meses, debido a los daños que sufrió con el terremoto de 2010. Por esa razón, se reforzó estructuralmente todo el salón central del primer piso. Además, se aprovechó de concretar un proyecto que tenían en carpeta: la remodelación de Chile biogeográfico.
Esta exposición mantiene su forma de túnel, las 14 salas y los 504 metros de extensión. Pero ahora el espacio es un metro más ancho y el recorrido más expedito, ya que las vitrinas que antes estaban en medio del pasillo ahora están todas empotradas. “La idea es que el flujo sea continúo y no haya nada que lo interrumpa”, precisa el director del museo, Claudio Gómez.
Cuando se diseñaron los 17 dioramas de la muestra, en 1982, el énfasis estuvo puesto en mostrar los distintos paisajes de Chile y sus recursos productivos. Con esta renovación esa orientación se cambió y se concentrará sólo en la interacción entre la naturaleza y el hombre. Así, desaparecieron las balsas flotantes de las salmoneras que estaban en la recreación de la Región de Los Lagos y la torre de extracción de petróleo que había en el diorama de la zona de Magallanes.
Otros fueron actualizados y remodelados casi por completo. Es el caso del diorama que recrea el Norte Chico, donde el guanaco y la chinchilla hoy están rodeados por añañucas y cuernos de cabra, plantas típicas del desierto florido.
En cada uno de estos 17 espacios las ampolletas incandescentes fueron reemplazados por luces LED que simulan la temperatura de estos lugares. Además, esta ilumina recrea el paso del día, desde el amanecer hasta la noche. Para hacer más didáctica la muestra, ahora los dioramas también están acompañados de infografías y 13 pantallas LCD que exhiben videos y animaciones de los animales en su hábitat natural.
Las vitrinas aumentaron de ocho a 19. Entre las nuevas hay una que exhibe aves urbanas, como tórtolas y palomas, y otra que muestra una reproducción del lugar en que fue encontrado el Niño del Cerro El Plomo, menor sacrificado en una ceremonia inca.
Al final del recorrido se instaló un pantalla de 14 metros de largo que proyecta una animación donde se ve a la ballena rorcual (la misma cuyo esqueleto se exhibe en el hall central) en su hábitat natural.
El segundo piso del museo permanecerá cerrado, ya que las escaleras de acceso aún tienen daños estructurales y su reparación todavía no tiene fecha. Con la reapertura, el público podrá disfrutar de las exposiciones del primer piso, como Chile biogeográfico y la de animales de gran tamaño. Esta última también estrenará cambios, ya que ahora los animales taxidermizados, como el bisonte americano y el gorila, se exhiben dentro de un cubo de cristal. El famoso esqueleto de la ballena permanece intacto en su lugar habitual.