*Ir a dormir a otra casa: 14 años. El 42% de los padres siente que sus hijos se quedaron, antes de lo que ellos hubieran querido, en casas ajenas.
“Hace unos cinco años que Sofía (13) se está quedando en casas de amigas. Empezó a pedir desde mucho tiempo antes, pero era muy chica. Con el tiempo fue más difícil decirle que no. La empezamos a dejar ir a las pijamadas con varias compañeras. Eso daba más seguridad, aunque uno nunca está segura. Yo no tuve pijamadas y no sabía cuándo era el momento de dejarla”, dice Ximena (38). Según Marcela Castro, investigadora de Ceoc a cargo de la encuesta, los padres utilizan sus experiencias de vida para determinar la edad ideal de los permisos a sus hijos. Sin embargo, “los eventos se están produciendo antes que otras generaciones y ahí surge un conflicto: el afán de imponer el criterio como padre y el desarrollo precoz de estas etapas”.
* Salir a bailar: 17 años. Son los padres más jóvenes, de 25 a 35 años, quienes creen que son los 16 la edad ideal para comenzar a ir a fiestas. La mayoría, en cambio, prefiere retrasarlo un año más. Aunque, más allá de lo que piensen, el 51% cree que sus hijos se apresuraron en salir a bailar.
“El tema de las horas siempre es poco. A la Cata (14) le damos permiso máximo hasta las dos. Siempre la vamos a dejar y a buscar. Nos contó que probaba tragos y que algunos no le gustaban. También fumó. Yo le digo que ya la aconsejé y que la decisión, de probar o no, es de ella. Y así le va a pasar siempre en la vida”, relata Daniela (32).
* Probar el alcohol: 17 años. De todas las situaciones presentadas en la encuesta, la ingesta de alcohol es la que más preocupa: el 63% dice que sus hijos probaron el alcohol mucho antes de lo que ellos hubieran querido, es decir, antes de los 17 años (el inicio de consumo de alcohol es a los 13 años. Senda). María Eugenia Henríquez, adolescentóloga de la Unidad de adolescencia de Clínica Santa María, explica que la edad en que un hijo podría comenzar a probar el alcohol es una duda recurrente de los padres que llegan a las consultas. “Está comprobado que cuando se instalan estos hábitos a menor edad, más factible es que permanezcan en la adultez. Lo mejor es entre los 18 a 20 años”, dice la especialista, es decir, hasta tres años después de lo que les parece adecuado a los padres.
* Tener celular propio: 13 años. El 34% de los padres cree que sus hijos se adelantaron en tener teléfono propio. Y no es una percepción equivocada: el 60% de los niños de nueve años tiene celular en Chile (estudio “La Generación Interactiva en Iberoamérica 2010”).
“Hace un año que tiene celular. Usó un argumento que no pude rebatir: ‘Si te cuesta tanto ubicarme en casa de amigos, entonces cómprame un celular para estar conectados’. Bastián (13) se las sabe por libro”, cuenta Roberto (39), dando cuenta de una tendencia que queda clara en el estudio: son los padres (41%), más que las madres (32%), los que opinan que fue muy prematuro la compra del celular para el hijo.
En la encuesta, a excepción de las salidas a bailar o la ropa, son mayoritariamente los hombres los que piensan que sus hijos se adelantaron a las circunstancias (por las cuales se les preguntó en el sondeo). De acuerdo con Marcela Castro, esto ocurre porque las madres son más cercanas a la realidad de los hijos. “Resuelven más los problemas diarios, conocen más la realidad, pero al mismo tiempo se cansan más rápido y ceden más fácilmente”, dice.
* Comenzar a darle mesada: 13 años. Esta edad, en promedio, es la que arrojó la encuesta como la ideal. Ahora, más allá de si los consultados les comenzaron a dar una mensualidad a sus hijos a los 13 años, el 74% de ellos responde que se la dieron en el momento apropiado, que no se adelantaron.
Ya más específicamente, Marianela Denegri, experta en sicología económica de la U. de la Frontera, quien ha estudiado cómo enseñan los padres el manejo de dinero a los hijos, encontró que el 63% de los niños de 10 a 14 años decía que siempre recibían dinero de sus padres y que el 22% decidía autónomamente para qué usarlo.
Los adolescentes de sector socioeconómico ABC1 reciben, en promedio, $15.817 pesos al mes, según una encuesta de McCann Erickson. De acuerdo con Denegri, los padres deberían adelantar la edad ideal: ya a partir de los 10 años se puede comenzar con una formación económica formal que sea exitosa en la adultez.
* Volver solo a la casa: 13 años. Un tercio de los padres encuestados reconoce que le hubiera gustado que sus hijos empezaran más tarde a viajar solos.
“Todos sus compañeros ya andaban en micro. El domingo anterior tomamos la micro juntas y nos devolvimos para que supiera cómo hacerlo. Ese día yo estaba pendiente del celular, la llamé si había llegado bien. Para mí, que se viniera sola a los 13 años fue un paso grande”, dice Daniela (32).
Según la doctora Henríquez, en este permiso se muestra mucho el estilo parental: “Hay niños de estratos altos de 16 años que no saben cómo moverse en metro. Ahí hay una sobreprotección. Las mamás dicen que les da miedo dejarlos porque es pajarón, porque va a llegar tarde o que lo van a asaltar”.
* Decidir qué ropa usar: 10 años. Los padres más jóvenes, de 25 a 35 años, son los que dan más libertad a los hijos para que elijan qué ponerse: ya a los 9 pueden decidir, mientras que los mayores de 55 opinan que es a los 11 años.
“Constanza (7) exige todo lo que tiene su hermana de 13. Aros largos, ropa similar. Tengo que ir con ella a comprar porque no se pone lo que no le gusta”, cuenta Ximena (38). “Los padres son quienes tienen la última palabra para darles los permisos. Si sienten que sus hijos deciden antes de tiempo es porque ellos los están dejando”, explica Alfonso Correa, siquiátra infantil de la Clínica Alemana.
* Primer pololeo: 16 años. El 48% de los padres piensa que sus hijos comenzaron a pololear antes de tiempo. Es que, claro, hay ciertos datos que hacen doler la guata a cualquier padre. Como, por ejemplo, que su hija de 15 años puede estar entre el 78% de los jóvenes de 15 a 19 años que ya ha dado besos con lengua (Injuv, 2010) o el 35% de los adolescentes entre 13 a 17 años que tiene un amigo con ventaja (encuesta de McCann Erickson 2005).
“Siempre pensé que iba a llegar el día en que mi hija me iba a pedir permiso para pololear. Pero cuando me enteré, ella ya lo había resuelto. ¡A los 14 años ya tenía pololo! Me lo contó la mamá y me dijo que no le dijera que yo ya sabía. Después, todo se dio de manera natural: preguntarle y que me contara”, dice Raimundo (nombre cambiado) de 38 años.
* Salir de vacaciones con amigos: 17 años. Cuatro de cada 10 padres dijo que sus hijos se fueron de viaje en un grupo de amigos antes de lo que ellos hubieran querido. Es una pelea fija en el verano y un permiso que, aunque les complica, terminan dando: solo el 20% de los adolescentes entre 14 a 17 años declaró salir de vacaciones solamente con sus padres, según otra encuesta de la U. de Talca. Los jóvenes reconocen que la mejor compañía para los panoramas veraniegos son sus amigos: así opinaron cuatro de cada 10 jóvenes de 16 años y casi un tercio de los adolescentes de 14 años.
* Irse de la casa: 24 años. El 66% de las respuestas apuntan a lo mismo, que sus los hijos no adelantaron su partida de la casa familiar. Y, en la pregunta sobre cuál es la edad ideal, contestaron 24 años. Ahora, sobre la independencia económica, en la encuesta dicen que sea después, a los 25 años. Es decir, son padres que están dispuestos a mantener económicamente a sus hijos aun cuando ya no vivan con ellos. Algo que demuestra la Sexta Encuesta Nacional de Juventud: seis de cada 10 jóvenes de 20 a 24 años depende económicamente de sus padres. Incluso, pasados los 25 años, la dependencia alcanza el 33%.
“La Camila (17 años, nombre cambiado) tenía pensado irse de San Felipe a Santiago para estudiar. Yo creo que todavía es chica para que salga de la casa. Yo me fui a esa edad, pero nuestra generación era madura. Aunque está madurando, me da miedo que no pueda compatibilizar carrete y universidad”, dice Isabel (53). En promedio, los jóvenes se van a los 20 años de edad de su casa (Injuv). Sin embargo, a más alto estrato socioeconómico esto ocurre a mayor edad, porque esperan terminar la carrera antes de partir.