La naturaleza se encuentra en un proceso permanente de movimiento y transformación. Se manifiesta de diferentes maneras, por ejemplo, a través de fenómenos naturales de cierta regularidad como la lluvia, los vientos, los temblores de la tierra o el desgaste natural del suelo que produce la erosión. Los terremotos, las inundaciones, los incendios, las erupciones volcánicas, las tormentas tropicales, los tornados, las tormentas eléctricas, los deslizamientos, las sequías, las plagas y los fenómenos llamados “El Niño” y “La Niña” forman parte de la naturaleza, como el sol y la lluvia.
Fenómenos, como la lluvia, terremotos, huracanes o el viento, se convierten en desastres naturales cuando superan un límite de normalidad. Que son resultados por ejemplo de grandes lluvias, terremotos, causados por el choque de las placas tectónicas, desprendimientos de rocas en las laderas de las montañas, actividad subterránea originada por un volcán en proceso de erupción, etc.
Aunque todas las anteriores alteraciones son naturales, su impacto sobre la población en algunos casos es de forma desastrosa, a veces es provocada por el hombre. La deforestación, por ejemplo, agrava la peligrosidad de las inundaciones, y las construcciones que incumplen las normas de seguridad o los planes deficientes de ocupación de los suelos tienen repercusiones catastróficas. En los últimos veinte años se ha observado un aumento de la frecuencia, el impacto y la amplitud de los desastres naturales, que han causado la muerte de centenares de miles de personas y provocado enormes pérdidas económicas. Los países más pobres son los más afectados porque, al carecer de recursos financieros e infraestructuras suficientes, son incapaces de prever esos fenómenos. Esto es aún más grave teniendo en cuenta que los conocimientos técnicos y científicos de hoy en día permiten mejorar la prevención contra los seísmos y la resistencia a los vientos, emitir alertas tempranas y preparar respuestas específicas de las comunidades.
Un ejemplo es que la mayoría de los incendios forestales son causados directa o indirectamente por el ser humano. Por ejemplo, los agricultores a veces queman sus tierras para deshacerse de las yerbas antes de sembrar, y el fuego se puede salir de control. Otras veces, la gente es descuidada con los cigarrillos u olvida apagar las fogatas cuando salen de campamento. Una chispa es a veces suficiente para provocar el incendio. Si destruimos partes de la naturaleza, como los arrecifes de coral, los bosques o las frágiles plantas de montaña, estamos destruyendo las barreras naturales que nos protegen de tsunamis, sequías, deslizamientos, inundaciones, u otras amenazas.
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