Investigaciones posteriores han evidenciado que el ataque a las Torres Gemelas habría sido ideado varios años antes por la mano derecha de Osama Bin Laden, Khalid Sheikh Mohammed, y que originalmente contemplaba la colisión de 10 aviones.
Además de las Torres Gemelas, del Pentágono y del Capitolio, otros objetivos eran los cuarteles generales del FBI, de la CIA, centrales nucleares e importantes edificios de Los Ángeles y Seattle.
Los terroristas que participaron en los atentados del 11 de septiembre habrían sido 19 y eran militantes del grupo islámico Al Qaeda. El grupo logró destruir las Torres Gemelas, edificio de 110 pisos de altura, el más altos de Nueva York.
Cuatro de ellos, los que finalmente pilotaron los aviones (Mohammed Atta, Marwan al Shehhi, Ziad Jarrah y Ramzi Binalshib), se habrían preparado tomando clases de aeronáutica tanto en Alemania como en Estados Unidos.
Separados en cuatro grupos, los terroristas habrían secuestrado los cuatro aviones.
Para ello, primero se habrían embarcado como pasajeros en los vuelos antes mencionados y poco después del despegue, habrían neutralizado a la tripulación, tomando el mando de los aparatos y desviándolos hacia sus objetivos.
¿Cuánto tiempo tardaron en derrumbarse las Torres Gemelas?
Tras el atentado, la torre norte estuvo en llamas por 102 minutos, pero su derrumbe total apenas tardó 11 segundos. La torre sur, en tanto, ardió por 56 minutos y su colapso demoró apenas nueve segundos.
El principal sospechoso
Osama bin Laden, calificado por el gobierno estadounidense como uno de «los más importantes promotores de las actividades del extremismo islámico en el mundo», se identificaba como el posible autor de los devastadores atentados de Nueva York y Virginia.
Desde 1993, cuando su nombre comenzó a sonar como presunto financista del atentado de ese año a las Torres Gemelas, este «millonario del terror» era uno de los hombres más buscados por la CIA (Agencia Central de Inteligencia de EE.UU.).
La inteligencia estadounidense también lo había ligado a otras acciones, tales como el atentado con bombas que mató a 24 ciudadanos estadounidenses en las ciudades sauditas de Riyad y Khobar, en 1995 y 1996; los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania, en 1998, y el atentado suicida de octubre de 2000 contra el crucero USS-Cole en Yemen.
El poder de Bin Laden radicaba en su gran fortuna personal, calculada en unos 300 millones de dólares, lo que le habría permitido financiar acciones extremistas y organizar su red subversiva integrista.