¿Qué es una célula animal y vegetal? Una célula es la unidad fundamental de un organismo vivo. Es capaz de cumplir con todas las funciones que caracterizan a los seres vivos: reproducirse, metabolizar, crecer y diferenciarse, responder a estímulos y adaptarse.
La ciencia que estudia las células de los seres vivos se llama Biología y está basada en los siguientes principios: a) todos los seres vivos están constituidos por unidades estructurales y funcionales, llamadas células; b) cada célula es capaz de mantener vida independiente (autonomía) y c) las células sólo pueden provenir de otras células.
Hay organismos cuya evolución quedó en un nivel anterior al nuestro: son los unicelulares; pero la mayoría de los organismos superiores son pluricelulares, es decir han te nido su origen en una célula-huevo de la cual proviene el resto de las que componen su organismo, a través de sucesivas divisiones.
La célula animal y vegetal poseen una característica común; una membrana celular. Su gran diferencia, en tanto, radica en que las células vegetales poseen una pared celular que rodea esta membrana, mientras que la célula animal carece de esa pared celular.
La célula animal y vegetal
Una célula animal es un tipo de célula eucariota (es decir, que posee un núcleo verdadero) que está presente en diversos tejidos de los animales del reino Animalia. Estas células vinculadas. a las funciones bioquímicas relacionadas con el metabolismo y nutrición.
Por su parte, una célula vegetal es aquella que posee una estructura en la que aparece, en primer lugar, la membrana, envoltura de todo el conjunto y órgano de secreción de celulosa, que puede transformarse en lignina dura, en cutina impermeable o en súber (corcho), conformando la estructura denominada pared celular, que otorga dureza a los tejidos vegetales.
El cuerpo humano tiene de 206 huesos y 450 músculos que, revestidos de piel, forman una organización destinada a cumplir las funciones vitales. Es como una empresa que no sólo se regula internamente, sino que, además, está acondicionada para relacionarse con el medio que la rodea.
Nuestro organismo está compuesto por agua, materia orgánica y sales minerales. El conocimiento detallado de todas las partes del cuerpo humano tiene importancia no sólo para mantener la vida, sino para mejorar su calidad y liberarla, cada vez más, de las enfermedades que la atacan.
El cáncer, el Alzheimer o el Parkinson son solo algunas de las enfermedades que se relacionan con el transporte defectuoso de células.
Cómo se descubrieron las células
La gran importancia de la célula se puso en evidencia en el siglo XIX, aunque ya en el siglo XVII se habían establecido las bases de la Biología Celular cuando Robert Hooke describió las células del corcho.
Posteriormente, con el perfeccionamiento de las lentes ópticas y el progreso de la preparación de los tejidos para su estudio con el microscopio óptico, se pudo profundizar en su estructuración y arquitectura.
A fines de la década de los treinta, en el siglo XIX, los biólogos alemanes Schleiden y Schwann, presentaron pruebas y argumentos irrefutables de que la célula es capaz de mantener una existencia autónoma.
En 1858 Virchow amplió los estudios en la materia y estableció una de las bases de la Teoría Celular: «Toda célula proviene de una preexistente». También estableció que los procesos patológicos (enfermedades) que afectan a los organismos radican en el seno de las células.
Con anterioridad se consideraba a la célula sólo como unidad estructural y no funcional.
Virchow presentó, en el Instituto Patológico de Berlín, su opinión fundamentada de que las enfermedades eran el reflejo de una alteración de los procesos celulares normales, de modo que las propiedades de un tejido o del organismo deben estar ligadas a las propiedades de una célula.
Edmond Wilson declaró en 1925: “Es evidente, desde hace tiempo, que la clave de todos los problemas biológicos debe buscarse, en última instancia, en la célula, dado que todo organismo es o ha sido alguna vez una célula”.
Estudio de las células animales y vegetales
Mediante el microscopio óptico, tanto la célula animial como vegetal pueden examinarse en una gota de líquido. Bajo él es posible visualizar sus movimientos.
Desde el descubrimiento de los métodos de cultivo de células de animales o plantas superiores fuera del organismo, se han encontrado nuevos hechos acerca de la estructura y función de éstas.
Las células animales pueden crecer en cultivos de tejidos en forma de lámina sobre un sustrato sólido sumergido en el medio nutritivo, o en cultivo de células, cada una de las cuales permanece en suspensión en un medio nutritivo líquido.
Las células vivirán largo tiempo si se renueva el medio y se les suministra oxígeno. De esta forma pudieron conservarse vivas por más de 20 años células de un corazón de pollo en el Instituto Rockefeller de Nueva York. Las células de tejido en cultivo no envejecen.
En el ejemplo que acabamos de mencionar, se mantuvieron durante los 20 años igualmente fuertes y crecían igual que las que originaron el experimento.
Cómo observar una célula
Lo detalles de la morfología celular se pueden estudiar a través de un fragmento de tejido muerto, por un fijador químico que no destruya la estructura celular. Dicho tejido es cortado finamente con un aparato llamado micrótomo, y tenido con colorantes especiales. Las secciones tenidas, montadas en un portaobjetos, pueden observarse bajo un microscopio.
El núcleo, las mitocondrias, y otras partes especializadas de la célula, tienen diferentes afinidades químicas, aceptan colorantes distintos. por lo que su coloración es característica.
Para la microscopía electrónica, los tejidos se preparan por fijación en ácido ósmico; se montan en plástico acrílico para cortarse en secciones muy delgadas y se ponen sobre una pequeña rejilla que habrá de colocarse en el trayecto del haz de electrones.