A fines de la década de 1960, algunos escultores norteamericanos, como Robert Morris, Michael Heizer y Robert Smithson, se dedicaron a la intervención artística de la naturaleza, tras la investigación de temas geológicos y minerales. A este movimiento se le ha denominado Earth Art y también Land Art.
Contrario al pop, rechaza la cultura urbana y utiliza el entorno natural como material, coincidiendo con un creciente interés por la ecología y la toma de conciencia de los peligros de la contaminación y el consumismo exagerado. La mayor parte de este arte pretende ser una forma de preservación del planeta, ya que si un pedazo del planeta es considerado arte, puede salvarse de la civilización.
La idea era actuar sobre la naturaleza en el sentido más amplio, corrigiendo perspectivas, cavando zanjas, haciendo surcos en determinados sentidos, «empaquetando» rocas, distribuyendo colorantes en las playas o desiertos.
Quizás uno de los trabajos más importantes fue «El malecón en espiral» de Robert Smithson, una espiral de 4,6 metros de ancho realizada con rocas, cristales salinos, tierra y algas, que se internó 457 metros en el lago Great Salt de Utah. La obra, que fue finalizada en 1970, actualmente está cubierta por el agua.
El búlgaro, aunque nacionalizado estadounidense, Christo Javacheff (n.1935) es famoso por envolver cosas con una lona o tela, trabajó tanto en la naturaleza como en la ciudad. Su intención era llamar la atención hacia lo que está debajo de la lona, resaltando su belleza y la importancia de su conservación. Anima a mirar los objetos de manera nueva y distinta. Esta idea de transformar objetos familiares también es típica del Nuevo Realismo, movimiento fundado en 1960. Sus obras más famosas son «El puente nuevo de París» (1985), que tapó con lona y cuerdas y «Cerca corriendo» (1976), que consistía en cuarenta kilómetros de tejido blanco extendido por las colinas de California.
Ultimas tendencias
El hiperrealismo, que nació hacia 1969-1970, consiste en la reproducción de escenas y personajes cotidianos con extraordinario realismo y precisión. Impulsada por galerías y críticos estadounidenses, la idea es alcanzar la misma fidelidad que una fotografía. Por eso, se utilizan materiales reales como cabellos, uñas, ropa, etc.
Un excelente ejemplo de este estilo son las esculturas de John de Andrea (n. 1941), similares a personas congeladas.
Durante la década de 1980, los escultores empezaron a apartarse de la austeridad del minimalismo y del conceptualismo. Reaparecieron formas orgánicas y excéntricas, tendencia que se conoce como escultura posmoderna o posminimalista, que no tiene características muy definidas. Los artistas se mantienen entre lo figurativo y lo abstracto.
En las obras sencillas, a pequeña escala, de Joël Shapiro, se pueden encontrar motivos figurativos, mientras que los assemblage de enrejados abiertos de Nancy Graves destacan por su brillante colorido y su fantasía.