Con ellos podemos demostrarles a nuestros amigos y familia cómo no se nos enreda la lengua cuando rápidamente somos capaces de repetirlos.
Los trabalenguas pueden ser un juego muy divertido, por ejemplo, si organizamos una competencia, así podremos conocer más mini historias y aprender a contarlas a nuevas personas.
A continuación te presentamos algunos que podrías aprender y sorprender a tus amigos, profesores y familia. Apréndelos y trata de que ellos lo intenten…si pueden.
Si al pronunciar
te trabas con las palabras,
practica con trabalenguas,
porque trabalenguando,
trabalenguando,
te irás destrabalenguando
——
Un trabalengüista muy trabalenguoso
creó un trabalenguas muy trabalenguado
que ni el mejor destrabalengüista
podría destrabalenguar.
——–
Yo pregunto preguntas
muy bien preguntadas
para no preguntarlas
de preguntón.
Pedro Pablo Pérez Pereira,
pobre pintor portugués,
pinta preciosos paisajes por poca
plata para poder pasear por París
——–
Le aviso al público de la República
que el agua pública se va a cobrar,
para que el público de la República
tenga agua pública para tomar.
——–
Cuando cuentes cuentos,
cuenta cuántos cuentos cuentas,
porque si no cuentas cuántos cuentos cuentas,
nunca sabrás cuántos cuentos cuentas tú.
——–
Me han dicho un dicho,
que dicen que he dicho yo.
Ese dicho está mal dicho,
pues si yo lo hubiera dicho,
estaría mejor dicho,
que ese dicho que dicen
que algún día dije yo.
——–
Cientos y cientos son miles,
ovejas y ovejas rediles,
decena a decena una centena,
y huevo a huevo una docena.
——–
Coco loco, Coco loco,
era un niño muy disloco
al que se le caía el moco;
y los demás niños
le decían como locos:
«Coco loco, Coco loco,
límpiate los mocos».
——–
Nervioso está el oso
pues no encuentra a su osa,
el oso es celoso.
Nervioso está la osa
pues no encuentra a su oso,
la osa es celosa.
Pasado algún tiempo
se encuentran los osos,
después de un buen pleito
encuentran reposo,
pues ella es la osa
y él es el oso.
¡Arre, arre por la sierra!
¡arre, burrito Ramón!
¡o nos ganarán las ranas,
las chicharras y el gorrión!.
——–
Mírame sin mirar, Myriam,
mírame mientras me muevo;
no me mires Myriam mía,
no me mires que me muero.
——–
El cloro no aclara
la cara del loro con aro de oro,
claro que el cloro aclara
el aro de oro en la cara del loro.
——–
Irreverente ante el reverendo
reverberaba por la ribera
un río rebelde.
Y el reverendo le dijo:
– ¡Detente!
Pero el río, además de rebelde,
era sordo
y continuó irreverente
reverberando por la ribera
ante el reverendo impaciente.