El origen del helado data de la antigüedad, siendo la civilización creadora, un tema de debate que se mantiene hasta nuestros días.
Hay quienes sostienen que los antiguos romanos son los inventores del «sorbete». Ellos utilizaban nieve, frutas y miel para preparar este refrescante postre.
Otra versión sostiene que Nerón hacia traer nieve de los Alpes para que le preparen esta bebida helada. Mientras que otros con igual convicción, señalan que los chinos, muchos siglos antes de Jesucristo, ya mezclaban la nieve de las montañas con miel y frutas.
Helado chino, turco, árabe o romano
Lo cierto es que los conocían y disfrutaban, los chinos, turcos, árabes y romanos. Otro antecedente interesante es que en la corte de Alejandro Magno, se enterraban ánforas conteniendo frutas mezcladas con miel, en la nieve, para conservarlas mejor y se servían heladas.
Los cocineros árabes, de los Califas de Bagdad, se destacaron en refinar la calidad y variedad de estos, incorporando a la preparación zumos de fruta.
A estas mezclas le dieron el nombre de «sharbets», que quiere decir bebida, de allí el nombre sorbete empleado hoy en día.
¿Cómo hacían el helado si no tenían máquinas congeladoras?
Esta es una pregunta recurrente y, su respuesta, ingeniosa.
En la antigüedad quienes deseaban disfrutar de un helado solucionaron este inconveniente utilizando dos recipientes de madera o de estaño, uno metido dentro del otro.
En el más pequeño de estos recipientes se preparaba la mezcla de helado.
Es importante destacar que en esa época descubrieron que la adición de sal en grano hace bajar la temperatura del hielo y que este duraba por más tiempo.
Luego rellenaban el espacio entre los recipientes con hielo y sal.
Después de mezclar los ingredientes, se dejaba la mezcla en el recipiente, y el helado quedaba listo.