Nació el 4 de octubre de 1917, en San Carlos, región de Ñuble, en una gran familia campesina. Tuvo ocho hermanos, más otros dos medios hermanos, hijos de su madre. Varios de ellos son hoy ampliamente conocidos como poetas y cantores, así como sus hijos y nietos.
Su madre fue Clarisa Sandoval Navarrete, de quien Violeta recordaba su afición a las canciones campesinas. Había sido casada anteriormente con un primo, matrimonio del cual nacieron Marta y Olga. Tras quedar viuda, Clarisa se casó con Nicanor Parra, padre de Violeta.
Él era profesor primario y conocido folclorista de la región. Emigraron más tarde hacia el Sur y se radicaron en Lautaro, en donde transcurrió la niñez de Violeta. Su infancia y la de sus hermanos fue muy dura y modesta. Debieron enfrentar precarias condiciones de vida, lo cual los obligó a trabajar desde temprana edad.
La personalidad de Violeta Parra ha sido definida como la de una mujer con un fuerte carácter, rasgo típico en ella ya desde pequeña.
El canto, la pasión de su vida
Nicanor Parra enseñó a cantar a todos sus hijos. Con las cantatas nocturnas y matutinas presididas por su padre, Violeta se aferró al canto, haciendo de él la pasión de su vida. Sin embargo, la madre se oponía a esta pasión que desplazaba los estudios.
La asistencia escolar de Violeta fue irregular, tanto por razones económicas como por el poco interés de la niña, que rechazaba todo aquello que estuviese relacionado con lo institucional, jerárquico y autoritario. Estudió en el Liceo Nº 16 de Chillán.
Tras el fallecimiento del padre, en 1929, los problemas de solvencia económica aumentaron para la familia Parra. Como solución, los hermanos adolescentes salían a cantar en barrios de ciudades como Chillán, San Carlos, Arauco y sus alrededores.
Traslado a Santiago: Las Hermanas Parra
Cuando Violeta tenía 15 años (1932), decidió viajar a Santiago, donde vivió con su hermano Nicanor Parra. Este la matriculó en la Escuela Normal de Niñas, para que pudiera terminar sus estudios. Allí estudió dos años. Pero ella estaba más interesada en desarrollar sus habilidades musicales. Se independizó de Nicanor, formando con su hermana Hilda el dúo Las Hermanas Parra, y comenzó a cantar en diversos boliches populares, como El Popular y El Tordo Azul, para financiar su estadía en la capital. Entonces, efectuó sus primeras grabaciones de tonadas, sin mayor originalidad.
En 1935 llegaron a Santiago su madre y otros hermanos. Se establecieron en la comuna de Quinta Normal.
Casamiento y separación
Violeta se enamoró de Luis Cereceda y se casaron en 1938. Con él tuvo dos hijos, Isabel y Ángel. Posteriormente, el matrimonio se trasladó a Valparaíso, ciudad donde Violeta encontró el espacio anhelado para cantar y su verdadera vocación.
Sin embargo, su matrimonio comenzó a debilitarse, hasta la separación en 1948; para Luis Cereceda, el canto de Violeta fue un obstáculo en la relación.
En 1953 Violeta realizó sus primeras presentaciones en Radio Chilena, cantando “a lo humano y lo divino” en programas que dieron gran importancia al folclore nacional.
En aquellos años, Violeta volvió a casarse. Esta vez con Luis Arce, unión de la cual nacieron Luisa Carmen y Rosita Clara. Pero él tampoco fue su pareja definitiva: la dedicación principal de su vida eran la música y el folclore.
Primeros premios
En 1942, Violeta Parra ganó su primer premio en Santiago, por cantar canciones españolas con su hermana Marta. Entre sus cantos populares predilectos se destacaban, además, farucas, pasodobles, valses peruanos, tonadas, entre otras, típicos estilos folclóricos.
“Encuentro folclore en todas partes… hasta en la Plaza de Armas. Las cabezas blancas me orientan; donde veo una cabeza blanca, me acerco y empiezo a preguntar”, decía ella.
Primeros discos
En 1952, Violeta escribió Por Qué los Pobres No Tienen. En 1954 obtuvo el premio Caupolicán al mejor intérprete. En 1960 grabó esta canción en Buenos Aires, pero fue prohibida su difusión, debido al compromiso político manifiesto en su contenido. En Europa grabó otros discos.
Estilo propio
Los temas populares y los problemas sociales fueron una constante en las canciones de Violeta Parra. Y aunque su participación política no consistió en una militancia partidista destacada, se la ha caracterizado como “la voz de los marginados”.
Además del interés por cantar, desarrolló la necesidad de rescatar el folclore chileno característico de los campos. Paulatinamente, comenzó a investigar el folclore y a reunir la información necesaria para difundirlo. A partir de la década que comenzó en 1950, este trabajo se profundizó. Por medio de visitas, de casa en casa, Violeta recolectó información, rearmando las tradiciones culturales del canto chileno.
Revalorización del arte nacional
Violeta Parra reunió un promedio de 3.000 canciones y fue gestando el libro que más tarde se conocería como Cantos Folklóricos Chilenos. Gracias a su trabajo, junto al de otros, surgió un movimiento de revalorización de nuestro arte nacional, que llegaría a adquirir enorme importancia en la llamada Nueva Canción Chilena.
En 1953 grabó Que Pena Siente el Alma y Casamiento de Negros, dos de sus canciones más conocidas.
Los reconocimientos
A partir de sus trabajos, Violeta comenzó a hacerse conocida en el ámbito nacional. En 1954 fue invitada nuevamente a participar en un programa en Radio Chilena.
Era reconocida como comunicadora social. Su interés se reflejaba en las canciones, refranes, ceremoniales y leyendas. Además, durante sus prolongados períodos de enfermedad, se mantuvo activa creando arpilleras, explorando con la greda y pintando.
Aprovechó espacios como la radio, por ejemplo en Radio Minería y Radio Corporación, para difundir la cultura popular que ella rescataba. Fue premiada por la Sociedad de Autores y Compositores, Sochaico.
En 1954 recibió un premio en el concurso “Noche de Reyes”. En 1956 fue designada directora del Museo de Arte Popular de la Universidad de Concepción, cargo en el que no se mantuvo por mucho tiempo.
Sus viajes
Los premios que Violeta recibía, la motivaron a realizar su primer viaje a Europa.
En 1954 fue invitada al Congreso de la Juventud en Varsovia, Polonia, como intérprete de la música e investigadora del folclore chileno.
El viaje se prolongó por más de un año. Recorrió Inglaterra, Italia, Checoslovaquia, Unión Soviética y Francia. Tras enterarse del fallecimiento de su hija Rosita, volvió a Chile y se sumergió en el trabajo. En 1959 se instaló en Concepción, formando parte del Museo del Folclore organizado por la Universidad de Concepción.
Durante los años 60, Violeta tuvo una gran actividad musical, artística y cultural. Viajó por Latinoamérica y Europa, fue invitada al Festival de la Juventud en Finlandia.
En Francia, grabó discos, y expuso sus pinturas en el Museo del Louvre, en 1964.
Sus mejores años artísticos
Tras su largo viaje por Europa, Violeta Parra pasó por un buen período de creación y reconocimiento artístico. Comenzó a trabajar con sus hijos en una peña folclórica instalada por ellos en Santiago.
En 1965 levantó una carpa-peña propia en Maipú, que después trasladó a la comuna de La Reina. La carpa tenía una capacidad para mil personas. Allí, Violeta vivía, cantaba y recibía a sus amigos, hasta que, por causas poco esclarecidas hasta el día de hoy, se suicidó el 5 de febrero de 1967.
Glosario
– Arpillera: Tejido por lo general de estopa (parte gruesa del lino o cáñamo) con que se cubren determinadas cosas para defenderlas del polvo y del agua.
El gran Antipoeta
Nicanor Parra, hermano de Violeta, nació el 5 de septiembre de 1914. Realizó estudios universitarios de mecánica teórica y matemáticas tanto en Chile como en el extranjero. Sin embargo, es conocido mundialmente por su labor literaria, la que inició en 1937, con la publicación de Cancionero sin nombre. Pero, en 1954, lanzó su gran libro, Poemas y antipoemas, el que fue acogido como una obra revolucionaria en el ámbito de la poesía hispanoamericana. A partir de esto, se le conoció como el antipoeta por excelencia, lo que tuvo confirmación en La cueca larga (1958).
En los años siguientes, la producción de Parra se hizo prolífica: Versos de salón (1962), Manifiesto (1963), Canciones rusas (1967), Obra gruesa (1969), Los profesores (1971), Artefactos (1972), Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979), El anti-Lázaro (1981), Poema y antipoema de Eduardo Frei (1982), Cachureos, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas (1983), Chistes para desorientar a la policía (1983), Coplas de Navidad (1983), Poesía política (1983), Hojas de Parra (1985), Poemas para combatir la calvicie (1993), Páginas en blanco (2001), Lear Rey & Mendigo (2004), Obras completas I & algo + (2006) y Discursos de Sobremesa (2006).
En 1969, obtuvo el Premio Nacional de Literatura. Ha sido nominado muchas veces sin éxito para el Premio Nobel y ha recibido innumerables e importantes reconocimientos internacionales. Nicanor Parra continúa escribiendo en su casa de Las Cruces.
¿Sabías que?
– A su gran amor GILBERT FAVRÉ, Violeta le dedicó composiciones como Corazón Maldito, El Gavilán, Gavilán, Qué He Sacado con Quererte, entre muchas otras.
– Violeta Parra, en 1963, se convirtió en la primera latinoamericana en exponer individualmente en el MUSEO DEL LOUVRE.