A mediados de los ’60 aparecieron los hippies. Pacifistas extremos, discípulos de la teoría de la no violencia, y defensores de cierto tipo de estimulantes, se pintaban la cara y se llenaban el pelo (largo generalmente) de flores. Uno de sus grupos símbolos fue Mama’s and the Papa’s.
Por otro lado, se generó el rock ácido (nombre que deriva de la influencia de un alucinógeno), cuyos seguidores son grupos de rock más duros, como Grateful Dead.
Ante la vulgarización de la música pop, en la búsqueda del éxito en las listas de discos, muchos volvieron la mirada al blues. Así nació el blues blanco, pues sus principales intérpretes son de raza blanca. El padre de este movimiento fue el británico John Mayall. Janis Joplin, con una voz desgarrada y potente, y Jimi Hendrix, que convirtió a la guitarra eléctrica en una parte más de su cuerpo por su virtuosismo con ella, también lo cultivaron.
Un paso en otra dirección lo dieron los precursores del rock progresivo, como Pink Floyd y del rock sinfónico, como Yes y Génesis. También Mike Oldfield y Jean-Michel Jarre se acogieron a este nuevo estilo.
Asimismo, Moody Blues se suele incluir en este grupo, sobre todo al editar, conjuntamente con la London Festival Orchestra, un álbum titulado Days of future passed, que consistió en una serie de canciones unidas temáticamente, como una suite clásica.
Woodstock
El 21 de agosto de 1969 cerca de medio millón de jóvenes se reunieron en las praderas de Woodstock, al norte del estado de Nueva York, para asistir por tres días al Festival de Woodstock. El motivo principal era la música y comprobar que no estaban solos en su lucha pacífica contra el sistema. Fue el festival de las flores, la consagración final del movimiento hippie. Artistas como Bob Dylan, The Who, Jimi Hendrix y Janis Joplin participaron en lo que se conoce como el último festival de paz y amor tan masivo y con tanto efecto en la generación que participó directa o indirectamente en él.
