Las naciones mediterráneas, sobre todo Italia, continuaron construyendo galeras e incluso en 1571 la flota cristiana que derrotó a los turcos en la batalla de Lepanto estaba compuesta sobre todo por este tipo de embarcaciones.
Más tarde se desarrollaron en las naciones mediterráneas varias clases de buques de guerra de remos y a vela, entre ellas el galeón; estos tipos de embarcaciones sustituyeron a las galeras a finales del siglo XVII.
Primeros tipos europeos
Las naciones europeas desarrollaron muchos tipos de buques de vela. La carabela, típica de Portugal y España, era una embarcación pequeña, por lo general de 113 t de peso muerto (capacidad de carga), aunque en algunas ocasiones era mayor o más pequeña. La carabela tenía una proa extensa y un castillo de popa elevado y estrecho. Se aparejaba con tres o cuatro mástiles de los que sólo el trinquete llevaba una vela cuadra, los otros palos portaban velas latinas. Los buques en los que Cristóbal Colón emprendió sus célebres viajes fueron de este tipo.
La nave de guerra europea característica durante los siglos XVI y XVII fue el llamado buque mayor, que contaba con cuatro o cinco palos y castillos elevados de proa y popa, así como dos o tres niveles de cañones. Estos buques alcanzaban desplazamientos de 900 t o más y llevaban por lo menos 60 cañones.
Los modelos más ligeros de buques de guerra eran la fragata y la corbeta, con 36 cañones o menos, a menudo montados todos en la cubierta y no bajo esta superficie como en los buques mayores. Otros buques de guerra pequeños de los siglos XVIII y XIX eran los bergantines, bergantines-goleta, goletas, cúteres y lugres.
Buques americanos
Los buques de vela, aunque aumentaron de forma progresiva de tamaño e incorporaron otras mejoras en los detalles y acabados, permanecieron inalterados en lo esencial durante los tres siglos siguientes a los viajes de Colón. El famoso clíper, que supuso un considerable avance en velocidad, sólo se introdujo cerca del final de la era de los buques de vela, a mitad del siglo XIX. Su predecesor, el clíper Baltimore, que se desarrolló en los tiempos de la guerra de la Independencia estadounidense, consiguió una gran reputación por su rapidez, y fue muy efectivo para el bloqueo y el ataque durante la Guerra Anglo-estadounidense.
Ejemplos históricos
Como te puedes haber dado cuenta en este artículo en la historia han existido numerosas embarcaciones a vela, veamos la descripción de algunas de ellas:
Galera: Este tipo de embarcación dominó el mar Mediterráneo desde la Antigüedad hasta la Edad Media. Eran fácilmente manejables y veloces en recorridos cortos, aun sin viento. Sin embargo, a menudo debían hacer escala y tenían escasa capacidad de carga. Cuando empezó la navegación en los océanos, la galera tuvo que ceder su lugar a un nuevo tipo de embarcación, porque se requerían grandes bodegas para cargar provisiones y mercaderías, y había que aprovechar al máximo la fuerza de los vientos. Este nuevo barco se inspiró en la tradición marinera nórdica.
Galeón: En el siglo XII se denominaba galeón a un galera pequeña y rápida que realizaba labores de exploración. Como evolución de la galera y para aprovechar su maniobrabilidad surge, a mediados del siglo XVI, el galeón que durante 150 años fue el buque de guerra por excelencia.
Carabela: En el siglo XIV se denominaba carabela a pequeños barcos de pesca o comercio de cabotaje dotados de velas y remos que hacían las rutas del Mediterráneo y costas subatlánticas. El paso de esta clase de barcos a las carabelas que afrontaron los peligros de la navegación en el Océano Atlántico fue gradual. Esta clase de buques fue la que llevó el mayor peso en la época de los descubrimientos, soportando tempestades e iniciando las rutas entre Europa y América o Europa y Asia a través del Cabo de Buena Esperanza.
Fragata: Comenzaron su apogeo durante el siglo XVIII, aunque las primeras habían hecho su aparición en el siglo anterior. Era un barco robusto y con un considerable poder ofensivo pero más maniobrero y rápido que los grandes navíos de línea. Durante el siglo XVIII la fragata solía desplazar entre 200 y 300 toneladas e iban armadas de 30 a 40 cañones. A finales de este siglo y principios del XIX aumentaron su desplazamiento hasta las 800 y 1.200 toneladas, y en 1830 sobrepasaban las 1.500 toneladas convirtiéndose en las unidades principales de cualquier armada.