LA TERCERA Domingo 4 de febrero de 2007
Por : Ximena Muñoz y Sofía Otero
“Todo lo que sea versátil está en boga”, dice Guillermo Rosende, el arquitecto que esta semana logró adjudicarse el proyecto del edificio con que el Santiago College (SC), el colegio británico más antiguo de la capital, pretende iniciar una nueva etapa de su historia en terrenos de Lo Barnechea. Y fue precisamente la flexibilidad de su propuesta lo que inclinó la balanza a su favor. “Un edificio escolar debe ser capaz de adaptarse a los requerimientos tecnológicos de las décadas futuras sin quedar obsoleto, sus espacios no pueden ser para un uso exclusivo, sino que deben acoger múltiples actividades”, agrega.
Durante la última década, el diseño arquitectónico de colegios se ha especializado y los establecimientos chilenos han comenzado a recoger las tendencias europeas y americanas. Salas multipropósito, sistemas de iluminación activados por la luz solar y manejados por sensores de movimiento, son algunos de los más usados y las que estarán presentes en las nuevas instalaciones de los proyectos educativos que se levantan en la periferia de la capital.
El éxodo del SC desde Providencia a Lo Barnechea se suma al que ya protagonizó el Liceo Alemán desde Bellavista a Chicureo, y el que en unos años más experimentará la Scuola Italiana, cuando emigre a San Carlos de Apoquindo. El colegio Dunalastair también vivirá cambios, sus dueños están construyendo dos nuevos establecimientos en Las Condes y Chicureo.
La creatividad de los arquitectos que han hecho los diseños de estas y otras propuestas es digna de imitar. Por ejemplo, en la nueva sede de la Scuola Italiana los alumnos asistirán a clases en salas que podrán transformarse en salones de conferencias para 100 personas, gracias a paneles móviles ubicados en el centro de la habitación. Estas mismas salas tendrán forma de trapecio para favorecer la iluminación.
En esta misma línea se encuentran los pupitres en forma de trapecio, que son escritorios que funcionan de forma individual y tienen la gracia de que se pueden unir entre sí para formar una gran mesa de trabajo circular o varias pequeñas. Al contrario, si se prefiere una sala más pulcra, existen sillas que se ordenan solas. En la Escuela de Negocios de la U. de los Andes incorporaron un asiento que es capaz de adoptar 20 posiciones distintas y volver automáticamente a su posición original, gracias a un pibote.
Desde hace cinco años la iluminación también ha adquirido un rol importante en los proyectos escolares, hoy los diseños arquitectónicos están priorizando el uso de la luz natural en pasillos y salas. Y las ventanas en los pasillos son una tendencia marcada. “Es estimulante para un estudiante ver lo que hacen los otros. Con eso se consigue, literalmente, ir abriendo ventanas en el alumno”, añade Rosende.
Tecnología y flexibilidad
Otra de las tendencias arquitectónicas que cruzan el diseño de colegios es la integración de las tecnologías. Los alumnos usan su notebook y el profesor, un pizarrón interactivo. La clase tradicional se hace cada vez más con apoyo de datashow y los alumnos pueden grabar los contenidos en su pendrive, como lo explica Patricio Schmidt, arquitecto del nuevo Colegio Dunalastair de Chicureo: “Estamos haciendo salas con 32 enchufes, para que cada alumno pueda trabajar con su propio notebook”. En el mismo contexto se insertan las zonas de WiFi que tendrá la nueva Scuola Italiana.
La biblioteca de mil metros cuadrados del Santiago College busca ser la más vanguardista del país. La meta es que el alumno no sólo descargue información del computador, sino que también la procese. Para eso existirán cubículos donde pueden trabajar la información en grupos de dos, cuatro, ocho y hasta 15 personas, y habrá una sala especial para exposiciones ante el curso, sin necesidad de trasladarse a la sala de clases. Y el proyecto también contempla la incorporación de pizarras interactivas en casi todas sus salas de clases.
La versatilidad también llega al deporte. Al estilo de muchos centros educacionales americanos, los tradicionales gimnasios techados de varios de estos colegios incorporarán graderías retráctiles, que se pueden replegar para convertir una cancha grande en tres pequeñas.
Experiencia internacional
La escuela Western Heights de Australia, por ejemplo, removió sus paredes y corredores para crear salas con paneles transparentes que interconectaban a 100 alumnos, y consiguieron subir la autoestima de los estudiantes en un 63%. Según los autores, el colegio debería ser capaz de competir con un mall, ofreciendo las mismas diversiones pero en un entorno más sano, instalando cafeterías en las bibliotecas y desarrollando incubadoras de negocios patrocinadas por empresas para desarrollar el espíritu emprendedor de los estudiantes. |