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Porque el mapa gasífero chileno está compuesto principalmente por tres gasoductos que provienen desde Argentina.

En primer lugar hay un gasoducto en el norte (Norandino); al lado está Gas Atacama, en la zona central, un poco al sur de Mendoza está Gas Andes, y en el sur está el Gasoducto del Pacífico que cruza la zona de Concepción. Finalmente esta el Gasoducto de Magallanes que abastece en un 100% a Methanex.

Según cifras estimadas por la Comisión Nacional de Energía a abril 2005, los envíos a cada gasoductos, considerando el supuesto de que están operando a un 100% serían.

Gas Atacama: 3,4 millones de m3
Norandino: 3,2 millones de m3
Gas Andes: 10 millones de m3
Gas Pacífico: 2 millones de m3
Magallanes: 6 millones de m3
TOTAL: 24, 6 millones de m3

El problema

En el año 2004 Chile comenzó a sufrir los progresivos recortes del gas argentino, la principal fuente energética de nuestro país.

El origen de la crisis energética no está dentro de nuestras fronteras. Es decir, la escasez de gas natural es responsabilidad directa de los cortes reiterados y crecientes que Argentina ha aplicado a nuestro país, aunque para muchos, la responsabilidad de que esto suceda pasa por la falta de proyección de las autoridades y por la despreocupación que éstas han tenido en materia energética.

La historia de esta prolongada crisis se remonta al 2001, cuando Argentina vivió la más grave crisis económica que haya enfrentado nuestro continente, lo que llevó al Gobierno trasandino de la época a decretar un congelamiento de tarifas de los servicios básicos (entre ellos el gas), a fin de evitar un conflicto social a raíz del impacto que produciría la «pesificación» de valores que hasta ese año estaban expresadas en dólares.

Ello llevó a que las empresas argentinas dejaran de invertir, lo que limitó la capacidad de producción y de transporte en relación con la demanda de la población e industrias. Hoy, productores como Repsol-YPF, Total y Petrobras negocian reajustes con la Casa Rosada.

Por ello nuestro país puede seguir siendo afectado a raíz de que el gas argentino es la principal fuente de suministro para generación eléctrica- si el Gobierno argentino no logra acuerdo con las empresas y éstas no retoman las inversiones que permitan aumentar la producción de gas natural, pues el origen del problema está en la política de precios en Argentina, al subsidiar un recurso escaso haciendo explotar la demanda interna y desincentivando las inversiones.

En resumen, la solución de corto plazo al déficit pasa porque los gobiernos de Chile y Argentina le den un paraguas político a la solución técnica.

Los afectados

Según cálculos de expertos, unos US$ 50 millones mensuales está costando la crisis del gas a las empresas eléctricas e industrias que no han tenido otra opción que reemplazar ese combustible por las restricciones que vienen desde Argentina.

Las industrias que han optado por el diésel o gas licuado para seguir operando, han enfrentado alzas de 230% a 400% en los gastos asociados a la compra de insumos energéticos.

En términos concretos, se estima que reemplazar el gas por diésel significa un gasto adicional de US$ 360 mil a US$ 415 mil diarios, es decir, unos US$ 12 millones mensuales.

En todo caso el Gobierno ha asegurado que el suministro a los hogares no está amenazado debido a que existe una disposición legal que obliga a las empresas a priorizar este envío por sobre el industrial.


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