Columna de Opinión
Ana María Aron. Directora Centro Buen Trato UC
LA TERCERA, 16 de noviembre, 2006.
La violencia escolar es un problema complejo que debe ser abordado desde distintas perspectivas.
Debe considerar no sólo a quienes ejercen la violencia y a quienes la reciben sino también los contextos más amplios en los que este fenómeno se da. Las características del clima social escolar, los estilos de resolución de conflictos y las creencias y valores de la cultura en la cual se insertan las personas y las instituciones escolares.
El abordaje de este problema psicosocial debe ser a todos los niveles, especialmente focalizado en los docentes y co-docentes del sistema escolar. Recordemos que uno de cada 10 adultos del sistema escolar reconoce haber sido violento en el último tiempo. Crear climas y cultura de buen trato para todos los integrantes del sistema escolar es fundamental para disminuir la violencia entre pares. En el Programa de Educación para la No Violencia de la Universidad Católica lo que estamos haciendo es abordar el tema con los niños desde pequeños, en el jardín infantil, trabajando principalmente con los adultos responsables: los padres y los educadores. Estamos desarrollando un programa con la Junta Nacional de Jardines Infantiles y también hemos transferido este programa a los jardines la Fundación Integra.
Cuando ya hay que enfrentar el problema de la violencia escolar con estudiantes más grandes, hay que entender que en los casos de violencia abusiva -de la cual el matonaje forma parte– siempre existe un victimario, una víctima y los testigos. En estas situaciones abusivas impera La ley del silencio.
Lo que se requiere es romper la ley del silencio, poniendo el tema sobre la mesa de conversaciones y crear contextos protegidos que permitan a las víctimas pedir ayuda.