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Todos somos responsables de cuidar y conservar esta ciudad que además de ser un registro de nuestra historia, conserva múltiples atractivos de inigualable valor cultural.

El 2 de julio del 2003 fue un día histórico para Valparaíso, pues luego de cerca de siete años de trabajos, propuestas, evaluaciones y reformulaciones de la postulación de la ciudad de Valparaíso para ser considerada Patrimonio Mundial, la UNESCO en su XXVI Conferencia de París y junto a los 21 integrantes del Comité Ejecutivo apoyaron la nominación en forma unánime.

La noticia fue recibida con gran júbilo tanto por las autoridades regionales y nacionales como por la comunidad porteña que con ovaciones, redobles de campañas de las iglesias, sirenas de barcos y bocinas de autos, celebraron espontáneamente este importante suceso.

De esta manera, Valparaíso se convirtió en el tercer lugar de nuestro país que es catalogado como una riqueza de gran significado para toda la humanidad, junto a Isla de Pascua y las iglesias de Chiloé.

El largo camino que recorrió la ciudad para ser considerada Patrimonio Mundial, dio sus últimos pasos en enero de 2003, cuando en la postulación se incluyeron una serie de estudios técnicos, antecedentes históricos, fichas de estado de conservación de los edificios, planos, fotografías, además de anexos con obras musicales, gráficas, plásticas relativas a cinco sectores de Valparaíso.

Los lugares más destacados de estos sectores son la Iglesia La Matriz y la Plazuela Santo Domingo, la Plaza Echaurren, calle Serrano y su entorno, Muelle Prat, Plazas Sotomayor y Justicia, Museo del Mar, calle Prat, Plazuela Turri y su entorno y un sector de los cerros Alegre y Concepción.

Ahora debemos cuidar el Patrimonio

Pero aunque esta designación trae enormes beneficios a Valparaíso, pues fomenta las actividades culturales y se crearán más fuentes de trabajo -debido al incremento turístico que tendrá la ciudad y a la opción de optar a un crédito patrimonial que otorga el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y a los fondos de la UNESCO-, las autoridades y todos los ciudadanos deben garantizar el manejo adecuado de la riqueza cultural que se desea preservar.

Este compromiso debe ir acompañado de participación ciudadana, capacidad de gestión, activación de proyectos y el cumplimiento de las promesas que la ciudad realizó cuando hizo efectiva su postulación, ya que si no se cumplen las promesas se podría revocar esta designación.

Así es como el interés de la gente y la integridad de toda la comunidad son las exigencias que la UNESCO evalúa cada cinco años, momento en que se estudian la gestión, los avances que exhibe la ciudad, los proyectos patrimoniales y los planes de aseo y espacios públicos; evaluaciones que son de gran importancia, pues en primera instancia se declara Patrimonio al casco histórico de la ciudad, pero si los avances son positivos esta entidad puede considerar la extensión de las acciones al resto de la ciudad.

Valparaíso, la «Joya del Pacífico»

Es una de las ciudades más antiguas de Chile. Sus orígenes se remontan a 1536 y por su calidad de principal puerto del reino ejerció un papel determinante en el proceso de emancipación nacional.

Ubicado a 120 kilómetros de Santiago, es la capital de la V Región de nuestro país. Con las ciudades de Viña del Mar, Concón, Quilpué y Villa Alemana forma una conurbación denominada Gran Valparaíso.

Sede del Poder Legislativo de la nación y declarada capital de institucionalidad cultural del país, alberga al gobierno regional y a la mayoría de las secretarías regionales del gobierno central (Seremis) y es asiento de la Armada de Chile.

La geografía de Valparaíso esta principalmente caracterizada por su loca topografía, dominada por 44 cerros que se erigen en un anfiteatro natural con vista al océano. Las calles a pie de cerro, los estrechos pasajes, las escaleras, los miradores, las casas pendiendo al vacío y que parecen al alcance de la mano de los pasajeros de antiquísimos ascensores, las fisuras con fondo de mar… son rasgos de una ciudad que, adicionalmente, se ve a sí misma desde los cerros.

La ciudad es heredera de un pasado histórico que le confiere una identidad única. En el siglo XIX acogió a sucesivas oleadas de inmigrantes, principalmente europeos, lo que confirió a Valparaíso un carácter cosmopolita y pluralista, en un país que debido a formidables obstáculos naturales desarrolló por siglos un carácter insular y monolítico desde el punto de vista cultural. Testimonio de esta riqueza es la heterogénea arquitectura que se observa al recorrer el plan y los cerros.


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