A León Werth
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada. Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan).
Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria:
A León Werth, cuando era niño
Así comienza el libro «El Principito«, fábula infantil para adultos escrita por Antoine Saint-Exupéry , aviador y escritor francés nacido en Lyon el 29 de junio de 1900.
Proveniente de una familia noble, es el tercer hijo del conde Jean Marie de Saint-Exupéry y de Marie Boyer de Fonscolombe.
A la muerte de su padre, en 1904, Antoine vive su infancia en los castillos familiares de Saint Maurice de Remens y la Mole.
En 1909, ingresa al colegio jesuita de Sainte Croix, donde comienza a mostrar sus dotes literarios. Escribe el relato «Odisea de un Sombrero de Copa » con el cual obtiene un premio.
Exupéry desde que en 1912 fue invitado a volar por Védrines, piloto que realizó el primer vuelo París-Madrid, decidió que quería ser aviador, pasión que lo llevaría finalmente a la muerte y al inicio de una de las leyendas de la literatura por la desaparición de su cuerpo en un accidente aéreo. Entorno a éste hecho se han tejido un sinúmero de teorías y se han escrito otras tantas páginas sin saber, realmente, que fue lo que sucedió ese 31 de julio de 1944 mientras realizaba un vuelo de reconocimiento por el sur de Francia, durante la Segunda Guerra Mundial. Aquel vuelo de inspección por encargo de la Fuerza Aérea francesa, se dice fue derribado por un avión alemán y también se especula que Exupéry habría sufrido un desmayo en pleno vuelo. Lo único claro que se tiene es que su cuerpo y avión desaparecieron y no se volvió a saber de ellos.
Antoine vivió la dura experiencia de vivir las dos Guerras Mundiales, aspectos que lo marcarían como a todos los jóvenes de la época.
Al estallar la Primera Guerra en 1914, se traslada a Suiza, territorio neutral a seguir sus estudios en un colegio marianista.
En 1919 su ingreso a la «Ecole Navale» es rechazado y decide inscribirse en la Escuela de Bellas Artes de París.
Tras realizar su servicio militar en el Segundo Regimiento de Aviación aprende a pilotear para luego incorporarse a la Unidad Aérea Casablanca.
En 1922 tiene su primer accidente aéreo donde sufre múltiples lesiones, entre ellas la fractura del cráneo.
Su noviazgo con Louise de Vilmorin impidió por un tiempo a Saint-Exupéry seguir piloteando, debido a que su familia se oponía a que ingresara al ejercito del aire. El noviazgo termina, y su trabajo le aburre en extremo. Esta etapa, vivida en 1923, dio como fruto «El Aviador «.
Exupéry llega a Argentina en 1929 como jefe de la Aeropostal trasandina. Conoce a Consuelo Sancin con quien contrae matrimonio en 1931.
Su segundo accidente aéreo lo sufre en 1935 cuando choca a 260 kilómetros por hora en el desierto de Libia. Cinco días después es encontrado casi muerto. Empeñado en no dejar de volar, tiene el tercer y más grave accidente, en 1938, cuando intenta aterrizar en Guatemala. Su avión se incendia y Antoine sufre graves daños físicos de los cuales no lograría recuperarse del todo. De la convalecencia surge «Tierra de Hombres » por el que recibe el Gran Premio de la Academia Francesa.
Se radica en Nueva York en 1940 y publica «Piloto de Guerra» y en 1943 lanza «El Principito«.
El resto de la historia termina con su desaparición en 1944 . Después de despegar a las 8:15 AM nunca más se supo de él.
El 31 de julio de 1944, durante una misión de reconocimiento destinada a preparar el desembarco en Provenza, en el sur de Francia, Saint-Exupéry a bordo del avión Lightning P38, había partido pocas horas antes de Borgo, en la isla de Córcega, cuando los radares dejaron de ver el avión que pilotaba y nunca más se supo de él, cubriendo para siempre al escritor y piloto de un halo de misterio y romanticismo.
Nunca se tuvo indicios del aviador ni de su nave hasta 1998, cuando un pescador encontró una pulsera a orillas del mar. La joya que el agua había acercado a la costa Marsella tenía grabado el nombre del escritor, pero su autenticidad quedó en entredicho.
El descubrimiento de la joya ayudó a las autoridades francesas a iniciar una búsqueda en el sector. Cinco años después, en el casi 60 años del aniversario de su desaparición, fueron descubiertos en aguas de Marsella restos del avión, cerca al lugar donde años atrás había sido descubierto la pulsera.
Las piezas recuperadas fueron decapadas, limpiadas. Sobre un panel de la caja del turbo-compresor, localizada en la viga izquierda del avión, los investigadores descubrieron, según su informe, «una serie de cuatro cifras aisladas y grabadas manualmente«: 2734, seguidas por la letra «L», que significa «left«. Se trata, según el informe, «del número de fabricación que el constructor de aviones Lockheed inscribía en sus aviones al lanzar su fabricación en una cadena de montaje«. Este número civil correspondía, en la tabla de concordancia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, a la matrícula militar 42-68223, o sea la del avión de Saint-Exupéry.
Pese al hallazgo, las razones por las que el avión de Saint-Exupéry se estrelló son un misterio. Hasta el momento no ha sido posible asegurar si lo derribaron o él perdió el control del avión, incluso si sufrió un percance mecánico. Entre las causas más posibles se mencionan fallas mecánicas, problemas de oxígeno a bordo o un ataque cardíaco del escritor.
En el 60º aniversario de la muerte de Saint-Exupéry, se realizaron dos ceremonias conmemorativas en Marsella y en el aeropuerto de Bastia en Córcega, cercano al lugar donde ocurrió la muerte y el último despegue del aviador respectivamente; se colocaron flores y se celebró una misa a la que asistió un familiar del aviador.
Toda su bibliografía se caracteriza por la evocación poética sobre la disciplina del vuelo, su gran pasión. Destacan «Correo del Sur» (1929), «Vuelo Nocturno» (1931), «Tierra de Hombres» (1939), «Piloto de Guerra» (1942) y su obra cúlmine «El Principito» (1943). Antoine de Saint-Exupéry escribió cuadernos con notas personales que fueron recopiladas y publicadas póstumamente bajo el título de «Ciudadela » en 1948.
El Principito
«El Principito » es un pequeño y extraño niño que vive en el asteroide B 612, no más grande que una casa. En este diminuto planeta observaba durante todo el día la puesta de sol y se dedicaba a limpiar los volcanes del asteroide que le servían para calentar el desayuno. Hasta que un día llega a su pequeño planeta una semilla de la cual crece una hermosa y caprichosa rosa que lo saca de su rutina. La cuida con esmero y decide dejarla y viajar, encontrándose con diferentes personajes que viven en planetas tan pequeños como el de él.
En el primer planeta encuentra a un Rey cuyo reino no tiene súbditos. El segundo planeta estaba habitado por un hombre vanidoso. Luego visita el planeta de un bebedor. En el cuarto asteriode conoció a un ocupado hombre de negocios. En otro planeta sólo encontró a un farol y su farolero. Y el sexto y último era habitado por un anciano que escribía grandes libros. Finalmente llega a tierra y conoce a un zorro con el cual tiene una extensa conversación acerca de la amistad y del hecho de ser domesticado. De este capítulo podemos rescatar una de las frases más conocidas del clásico literario: «…Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse… »
Antoine Saint-Exupéry creó un texto lleno de parábolas que puede ser releido y siempre encontrar nuevas perspectivas, mensajes y lecturas.
Las enseñanzas de El Principito
– «Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.»
– «A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: «¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?» Pero en cambio preguntan: «¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?» Solamente con estos detalles creen conocerle.» (Capítulo IV.)
– «Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer»
– «Derecho, camino adelante… no se puede ir muy lejos.»
– «Es una cuestión de disciplina, me decía más tarde el Principito. Cuando por la mañana uno termina de arreglarse, hay que hacer cuidadosamente la limpieza del planeta»
– «Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas»
– «Si yo ordenara -decía frecuentemente-, si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía«.
– «Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.»
– «¿Y de qué te sirve poseer las estrellas? -Me sirve para ser rico. -¿Y de qué te sirve ser rico? -Me sirve para comprar más estrellas»
Diálogo entre el Principito y el hombre de negocios
«Los hombres ocupan muy poco lugar sobre la Tierra……Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho sitio.»
«Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…»
«Sólo se conocen bien las cosas que se domestican»
«Bebo para olvidar que soy un borracho»
«Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos«.
«Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo»