Existen más de 20.000 tipos de abejas, siendo más comunes las solitarias que las que viven en comunidad. Su cuerpo, pequeño y peludo, está dividido en tres partes: cabeza (dos ojos compuestos, tres ojos simples y dos antenas), tórax (dos pares de alas y tres de patas) y abdomen (las hembras y las obreras poseen aguijón).
En su cabeza se concentran todos los órganos sensoriales, que les permite saber lo que ocurre a su alrededor. Entre ellos están los ojos compuestos, que son los encargados de orientarlas en el vuelo y ayudarlas a ver los colores de las flores.
En las antenas poseen los sentidos del olfato, tacto y oído, muy útiles cuando se encuentran en la oscuridad de la colmena.
Estos son insectos sociales, es decir, que viven en comunidad donde cada abeja desempeña una labor específica e imprescindible para la supervivencia de la colonia.
Existen tres tipos de abejas en cada colmena: una reina, miles de obreras (muy trabajadoras) y cientos de zánganos (muy flojos).
La reina nunca sale de la colmena, vive entre tres y cinco años y su única labor es poner huevos. Se distingue de las otras abejas por su tamaño: es la más grande de todas, tiene el abdomen más alargado y su aguijón es liso y curvado. Un dato: a diferencia de las demás abejas, la reina no utiliza su aguijón con el hombre ni animales, sólo con otras reinas.
Los machos o zánganos no hacen nada… nada. Imagínate que son incapaces de buscar su propio alimento y no tiene aguijón. Viven unos tres meses y su única función es fecundar a las jóvenes reinas.
Las obreras -las creadoras de la miel- son hembras estériles, se encargan de todas las tareas de la colmena y tienen una corta vida, la que tienen directa relación con la cantidad de trabajo que realiza. Por ejemplo, durante los meses de más actividad (primavera y verano) solo alcanzan a vivir cerca de cinco semanas; en cambio durante el invierno, al haber menos trabajo, pueden llegar a vivir varios meses.
Colmena
La colmena (que es como la casa de las abejas) se compone de varios panales o láminas de cera colocadas en forma paralela con un pequeño pasillo entre ellas por donde circulan las abejas. es impresionante ver como éstas construyen la colmena, ya que se cuelgan unas de otras por las patas y empiezan a botar y masticar escamas de cera; después las ponen y moldean hasta completar el panal.
Clasificación científica
Las abejas componen la superfamilia Apoidea, orden Hymenoptera. Las abejas se dividen en una serie de familias, en gran medida en función de las características de sus piezas bucales, y de otras difíciles de apreciar sin recurrir a la disección. Aunque en su mayoría tienen una apariencia característica que permite distinguirlas, las subdivisiones fundamentales de la familia Apoidea son las subfamilias. La familia Colletidae difiere de todas las demás en que su glosa (lengua) es ancha y roma o bilobulada. En esto se asemejan a las avispas, y han sido consideradas las más primitivas entre las abejas. Todas las colétidas son solitarias.
Los miembros de la enorme y ubicua familia Halictidae reciben a menudo el nombre de «abejas del sudor», ya que algunas de ellas son atraídas por el sudor. La gran familia de las Andrenidae se compone de abejas de lengua corta que hacen nidos consistentes en túneles con una serie de ramificaciones que terminan en una o más celdillas. Una de las principales características de la grande y ubicua familia Megachilidae es el cepillo para transportar el polen situado en la parte inferior del abdomen de las hembras (excepto en el caso de las formas parásitas).
La amplia y diversa familia de las Anthoporidae, o abejas de lengua larga, contiene tres subfamilias. La primera, Nomadinae, está formada por abejas parásitas. La segunda subfamilia, Anthophorinae, contiene un gran número de abejas robustas y peludas que, por lo general, son solitarias, pero en ocasiones son parásitas o comunales. Casi todas las especies de la tercera subfamilia, Xylocopinae, anidan en la madera o tallos de plantas, excavando sus propios túneles o aprovechando los hechos por generaciones anteriores.
La familia Apidae difiere de todas las demás abejas en que el cepillo del polen, limitado a la pata trasera, se reduce a una hilera de pelos largos que rodean un espacio libre de la tibia. Así pues, éstas son las únicas abejas en las que la estructura de transporte del polen está formada por largas cerdas curvadas que forman una especie de cesto (corbícula). La familia se divide en cuatro grandes grupos (tribus). El primero es el de las Euglossini, o abejas de las orquídeas, sólo presentes en los trópicos de América. El segundo grupo, Bombini, contiene sólo los familiares abejorros peludos y los Psithyrus, emparentados con ellos, que son parásitos sociales de los primeros. El tercer grupo, el de las abejas melíferas tropicales, eusociales y sin aguijón (Meliponinae), varía en tamaño desde la más pequeña de las abejas a especies más grandes que las abejas melíferas. El cuarto y último grupo de Apidae es el de las Apinae. Contiene sólo el género Apis, la verdadera abeja melífera, formado por unas cinco especies, todas las cuales son eusociales.
Abejas
Existen tres tipos o castas de abejas: reina, obreras y zánganos (abejas macho), estos últimos bastante gordos y perezosos.
Las obreras cumplen un papel muy importante, ya que se encargan de alimentar a la reina y a las larvas o abejas en desarrollo, además de construir panales con cera que ellas mismas fabrican; buscan el néctar y el polen con que elaboran la miel, y aún más, se encargan del aseo de la colmena.
La abeja reina, que siempre es una, es la encargada de la reproducción. Ella es fecundada una vez durante toda su vida por un zángano, acto que se realiza en el aire durante el llamado vuelo nupcial; después de la fecundación, el macho muere y la reina vuelve a su hogar.