En 1947 surgió el término Guerra Fría para referirse a la constante tensión en las relaciones internacionales entre Estados Unidos y la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial. Este es el origen de la Guerra Fría y los alcances de una rivalidad que, por años, se ha mantenido bajo constante atención.
Origen de la Guerra Fría
José Stalin, líder de la URSS, quería firmemente consolidar la posición de su país en los estados de la Europa oriental, como una manera, también, de protegerse del mundo capitalista occidental.
Por otro lado, Harry Truman deseaba contener la expansión comunista mundial. Un método fue el Plan Marshall, por el cual se auxilió económicamente a las naciones amigas, en especial europeas, como una forma de fortalecerlas también políticamente, evitando la instalación del comunismo.
Las dos superpotencias esperaban debilitar a su enemigo, apoyando a los grupos partidarios de cada causa, pero sin llegar a un enfrentamiento bélico directo, debido a que ambas contaban con poderosos arsenales nucleares.
Por eso, este período, que algunos estudiosos han ubicado entre 1947 y 1962, fue bautizado como guerra fría, un estado intermedio entre la guerra declarada y la paz.
Sin embargo, el miedo a la guerra nuclear no significó que no hubiera enfrentamientos bélicos, como la Guerra de Corea, o situaciones tensas como la crisis de los misiles en Cuba, y una serie de conflictos en la Europa oriental, como luego veremos.
Con estos antecedentes, no fue extraño que cada superpotencia propiciara alianzas militares como las siguientes:
En abril de 1949 nació la Organización del Atlántico Norte, OTAN, creada por Estados Unidos y otros países: Bélgica, Gran Bretaña, Canadá, Dinamarca, Islandia, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos (Holanda), Noruega y Portugal.
Por su parte, la URSS promovió el Pacto de Varsovia, en mayo de 1955, que firmaron Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, República Democrática Alemana, Hungría, Polonia y Rumania.
La coexistencia pacífica
Tras los fuertes roces producidos, la Unión Soviética y los Estados Unidos intentaron alejar el peligro de una guerra nuclear, comenzando el período de la coexistencia pacífica, donde reconocían sus áreas de influencia, por lo que decidieron luchar ideológicamente en aquellas regiones donde aún no estaba claro cuál era la posición a seguir.
Entre las razones para llegar a este punto estaba el debilitamiento de los grandes bloques, debido al surgimiento económico del continente europeo, reflejado en la Comunidad Económica Europea (CEE) y del Japón, además de que países como Francia querían alcanzar una fuerza nuclear propia. En el caso de la URSS, algunos de los países bajo su dominio ya habían manifestado sus deseos de independencia, lo que se hizo más frecuente en esta etapa de coexistencia pacífica.
Otro factor fue la tendencia anticolonialista, que ya se había iniciado después de la Segunda Guerra Mundial, donde comenzaron a desaparecer los grandes imperios coloniales, en algunos casos pacíficamente y, en otros, después de sangrientas guerras. Así surgieron a lo largo de los años países como India, Pakistán, Indonesia, Marruecos, Túnez, Ghana, Nigeria, Kenya, Uganda, Tanzania y Zambia. Sin embargo, estos nuevos países seguirían dependiendo de los más desarrollados, con lo que se inicia una nueva forma de imperialismo y se generaliza la denominación de Tercer Mundo para referirse a ellos.
No obstante, recién en la década del 60 se comenzaron a producir reales acercamientos entre las grandes potencias, favorecidos por la intensas protestas en Estados Unidos como consecuencia de la guerra de Vietnam y los problemas económicos que afectaron al poderoso país norteamericano.
De la misma manera, en la Unión Soviética igualmente hubo presiones por mejorar el bienestar económico. Por ello se suscribieron varios acuerdos comerciales entre esa nación y Estados Unidos.
Por último, la calidad de potencia mundial que alcanzó China fue otro foco de atención. Estados Unidos, a través de su Presidente Richard Nixon, y de su Secretario de Estado, Henry Kissinger, se acercó a los asiáticos, liderados por Mao Tse Tung, por su actitud moderada a pesar de tener un gobierno marxista, aunque desligado de la URSS.
Sin embargo, tuvieron que pasar muchos años para que la tensión entre estos dos bloques superpoderosos llegara a su fin, con el derrumbe de la Unión Soviética, a partir de 1985, debido a la influencia de Mijail Gorbachov, en una materia que veremos más adelante.
Problemas tras la cortina de hierro
Tras la “cortina de hierro”, como se denominaba a los países de la órbita soviética, hubo varios levantamientos que fueron reprimidos por la URSS. El más sangriento fue el de Hungría, producido entre octubre y noviembre de 1956.
En las ciudades de ese país murieron más de 25.000 húngaros y unos siete mil soviéticos en una muestra de violencia que conmocionó al mundo. La ONU condenó la invasión y la carrera atómica se aceleró entre Estados Unidos y la URSS
En el caso de Alemania, con anterioridad ya se había producido un grave roce entre las grandes potencias. El creciente conflicto Este-Oeste había hecho imposible la administración conjunta de la capital, Berlín, por parte de Inglaterra, Estados Unidos, Francia y la Unión Soviética, que la habían dividido entre sí. Los tres primeros países habían unido sus partes en una sola, que, a su vez, constituyó una isla en medio de la zona de ocupación soviética.
En 1948, la URSS impidió el tránsito de personas y mercancías entre Alemania Occidental y Berlín Occidental. Ante esto, las potencias occidentales establecieron un puente aéreo, por medio del cual abastecieron, durante diez meses, a los dos millones de berlineses occidentales. El bloqueo fue levantado en mayo de 1949.
Años más tarde, en 1961, la República Democrática Alemana, ante la persistente huida de millares de personas a Alemania Federal, y con ayuda soviética, cerró la frontera entre los dos sectores y levantó luego un muro, tristemente conocido como el muro de Berlín, símbolo de la profunda división Este-Oeste.
Comunismo americano
Por otra parte, el comunismo internacional conquistó un primer gran triunfo en América. En 1959, luego de una larga lucha, Fidel Castro puso fin a la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba. Tiempo después adoptó la doctrina marxista y Estados Unidos decretó un bloqueo económico sobre la isla.
Castro se alió con la Unión Soviética, de la cual recibió ayuda militar y económica, y llamó a América a luchar contra el imperialismo norteamericano y a marchar hacia el socialismo.
Pero otra situación más grave esperaba a Estados Unidos en Cuba. En 1962, bajo el gobierno de John F. Kennedy, aviones espías norteamericanos descubrieron que en la isla se habían instalado misiles soviéticos, que en cualquier momento podían ser lanzados contra el territorio estadounidense.
Kennedy estableció un bloqueo naval total contra Cuba. El planeta se encontraba, como nunca antes durante la guerra fría, al borde de un nuevo y terrible conflicto mundial. Nikita Kruschev, líder de la URSS, prefirió ceder y aceptó retirar los cohetes desde Cuba.
¿Sabías que?
Durante el puente aéreo sobre Berlín, muchos niños esperaban con ansias un avión en especial, pues su piloto siempre se las arreglaba para lanzarles chocolates. A pesar de haber liderado el triunfo de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill no fue reelegido como Primer Ministro británico.
La guerra de Corea
Liberada tras la derrota japonesa, Corea quedó dividida por el paralelo 38ºen dos zonas: la del norte, comunista y patrocinada por los soviéticos, y la del sur, nacionalista y respaldada por Estados Unidos. En junio de 1950, Corea del Norte invadió Corea del Sur.
El conflicto tomó dimensiones internacionales. Estados Unidos movilizó sus tropas en defensa del sur, al mando del general Douglas McArthur, mientras que China prestó su apoyo a la Corea comunista. En 1953 se firmó un armisticio que mantuvo la división de Corea. Esta guerra, la más seria y violenta de posguerra, inició el distanciamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética.