Si bien, no hay documentos verdaderos que acrediten el lugar y fecha del nacimiento de Evita, hoy se acepta de modo prácticamente unánime que realmente nació el 7 de mayo de 1919, con el nombre de Eva María Ibarguren. En cuanto al lugar de nacimiento, los historiadores barajan dos teorías:
Algunos historiadores consideran que Eva Perón nació en el campo «La Unión» en el área de Los Toldos, exactamente en frente a la toldería de Coliqueo que originó el asentamiento, en la zona conocida por ese motivo como La Tribu. Este lugar se encuentra a unos 20 kilómetros del pueblo de Los Toldos y a 60 kilómetros al sur de la ciudad de Junín. El campo era propiedad de Juan Duarte y allí vivió la familia de Eva al menos desde 1908 hasta 1926.
Otros historiadores sostienen que Evita habría nacido en Junín debido a que, por problemas con el embarazo, su madre debió trasladarse a la ciudad de Junín para recibir mejor atención. En la época del nacimiento de Evita era habitual que las mujeres con embarazos problemáticos del área de influencia de Junín se trasladaran allí en búsqueda de una mejor atención médica, y que sigue siendo así en muchos casos en la actualidad.
Eva fue hija de Juan Duarte y Juana Ibarguren, registrada como Eva María Ibarguren.
Juan Duarte, conocido como el Vasco por los vecinos, era un estanciero e importante político conservador de Chivilcoy, una ciudad cercana a Los Toldos.
Juana Ibarguren era hija de la puestera criolla Petrona Núñez y del carrero Joaquín Ibarguren. Aparentemente tenía poca relación con el pueblo, ubicado a 20 kilómetros, y por eso se sabe poco de ella, pero debido a la cercanía de su casa con la toldería de Coliqueo tenía estrecho contacto con la Comunidad Mapuche de Los Toldos. En todos los partos de sus hijos fue asistida por una comadrona india que se llamaba Juana Rawson de Guayquil.
Juan Duarte, el padre de Eva, mantenía dos familias, una legítima en Chivilcoy con su esposa legal Estela Grisolía y otra ilegítima, en Los Toldos, con Juana Ibarguren. Se trataba de una costumbre generalizada en el campo, para los hombres de clase alta, antes de los años 40. Juntos tuvieron cinco hijos, pero Juan Duarte no reconoció a ninguno de ellos.
Eva viviría en el campo hasta 1926, fecha en la que el padre falleció y la familia quedó completamente desprotegida, debiendo abandonar la estancia en la que vivían. Estas circunstancias de su niñez, en las condiciones de discriminación de los primeros años del siglo XX, marcaron profundamente a Eva.
Una vez en el gobierno, el peronismo en general y Evita en particular, impulsarían avanzadas leyes antidiscriminatorias para igualar a las mujeres con los varones y a los niños entre sí, sin importar la naturaleza de las relaciones entre sus padres, proyectos que fueron muy resistidos por la oposición, la Iglesia y las Fuerzas Armadas.
Juana Ibarguren debió trasladarse con sus hijos a Los Toldos, habitando la pequeña casa de dos ambientes ubicada en las afueras del pueblo en la calle Francia 1021 donde comenzó a trabajar como costurera para mantener a sus hijos.
En 1927, Eva ingresó a la escuela primaria, la que cursó con dificultades, debiendo repetir el segundo grado en 1929, cuando contaba con 10 años. Sus hermanas han contado que ya por entonces gustaba de mostrar su gusto por la declamación dramática y sus habilidades como malabarista.
En 1930 Juana, su madre, decidió mudar a la familia a la ciudad de Junín. Evita tenía por entonces 11 años. Allí la familia Duarte comenzó a prosperar sobre la base del trabajo de Juana, y sus hijos Elisa, Blanca y Juan.
En Junín afloró la vocación artística de Eva. En la escuela, donde tenía grandes dificultades para seguir los programas escolares, se destacaba abiertamente por la pasión que mostraba por la declamación, la actuación y la participación en cuanto espectáculo se organizase en la escuela, en el Colegio Nacional, en el cine del pueblo o en las audiciones radiales.
Allí fue donde participó por primera vez en una obra de teatro, una realización estudiantil llamada Arriba Estudiantes.
En esta época Eva muestra también sus condiciones para el liderazgo, acaudillando a uno de los grupos de su grado.
El 2 de enero de 1935, Evita, con tan solo 15 años, migró definitivamente a Buenos Aires. Eva Duarte era una adolescente cuando llegó a Buenos Aires. Ella fue parte de un gran proceso migratorio interno que comenzó luego de la crisis económica de 1929.
Esta gran migración, en la historia argentina, tuvo como protagonistas a los llamados cabecitas negras, un término despectivo y racista utilizado por las clases media y alta de Buenos Aires para referirse a esos emigrantes no europeos, diferentes de los que habían caracterizado la inmigración en Argentina hasta ese entonces. La gran migración interna de los años 30 y 40 y los llamados cabecitas negras constituyeron la mano de obra que impulsó el desarrollo industrial en Argentina y fueron la base social del peronismo a partir de 1943.
A poco de llegar Eva Duarte obtuvo un empleo para actuar en un papel secundario en la compañía teatral de Eva Franco, una de las principales de la época.
Durante los siguientes años Eva transitará un camino de escaseces, viviendo en pensiones baratas, y actuando intermitentemente para las compañías de teatro.
Lentamente Eva fue logrando un cierto reconocimiento, participando primero en películas como actriz de segunda línea, también como modelo, apareciendo en la tapa de algunas revistas de espectáculos, pero sobre todo comenzó una carrera exitosa como locutora y actriz de radioteatros. En agosto de 1937 obtuvo su primer papel en un radioteatro.
Simultáneamente comenzó a actuar más asiduamente en películas como “El más infeliz del pueblo”, con Luis Sandrini, “La carga de los valientes” y “Una novia en apuros” en 1941.
Entre el radioteatro y las películas Eva finalmente logró una situación económica estable y cómoda. De este modo, en 1942 pudo abandonar las pensiones y comprarse su propio departamento, frente a los estudios de Radio Belgrano, ubicado en el exclusivo barrio de Recoleta, en la calle Posadas 1567, el mismo donde tres años después comenzaría a vivir con Juan Domingo Perón.
El 3 de agosto de 1943 Eva comenzó también a actuar sindicalmente y fue una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina (ARA), primer sindicato de los trabajadores de la radio.
Eva y la política
En los primeros días de 1944 Eva conoció a Juan Perón. En esa época la Argentina atravesaba un momento crucial de transformaciones económicas, sociales y políticas.
Económicamente, el país en los años anteriores había cambiado completamente su estructura productiva debido a un gran desarrollo de la industria.
Socialmente, el país estaba viviendo una gran migración interna, del campo a la ciudad, empujada por el desarrollo industrial. Ello llevó a un amplio proceso de urbanización y un notable cambio de la población en las grandes ciudades, especialmente Buenos Aires debido a la irrupción de un nuevo tipo de trabajador y trabajadora no europeos. La gran migración interna se caracterizó también por la presencia de una gran cantidad de mujeres buscando ingresar al nuevo mercado de trabajo asalariado que estaba creando la industrialización.
Políticamente, el país vivía una crisis profunda de los partidos políticos tradicionales que habían convalidado un sistema corrupto y abiertamente fraudulento fundado en el voto cantado y en el clientelismo.
Ante la escandalosa corrupción del gobierno conservador el 4 de junio de 1943 se produjo un golpe de Estado militar que abrió un confuso período de reorganización y realineamiento de las fuerzas políticas. Al producirse el golpe militar el teniente coronel Juan Domingo Perón era un joven integrante de la tercera fila del nuevo gobierno.
En 1943, poco tiempo después de comenzado el gobierno militar, un grupo de sindicatos mayoritariamente socialistas y sindicalistas revolucionarios, encabezados por el dirigente sindical más importante de la década del 30, el socialista Ángel Borlenghi, tomó la iniciativa de establecer contactos con oficiales jóvenes que tuvieran simpatía por los reclamos de los trabajadores. Del lado militar, fueron los coroneles Juan Perón y Domingo Mercante quienes encabezaron el grupo militar que resolvió hacer una alianza con los sindicatos para impulsar el programa histórico que el sindicalismo argentino venía proponiendo desde 1890.
La alianza militar-sindical encabezada por Perón y Borlenghi fue imponiendo grandes conquistas laborales y ganando en consecuencia un apoyo popular que le permitió comenzar a ocupar posiciones importantes en el gobierno. El primer cargo lo obtuvo precisamente Perón, cuando fue designado al frente del insignificante Departamento de Trabajo. Poco después obtenía que el departamento fuera elevado a la importante jerarquía de Secretaría de Estado.
Eva, con 24 años, conoció a Perón, viudo desde 1938, el 22 de enero de 1944 en un acto realizado en el estadio Luna Park por la Secretaría de Trabajo y Previsión con el fin de condecorar a las actrices que más fondos habían recaudado en la colecta de solidaridad con las víctimas del terremoto que asoló la ciudad de San Juan.
En febrero Perón y Eva ya estaban viviendo juntos en el departamento de esta última, de la calle Posadas.
Eva siguió desarrollando su carrera artística. Ese año resultó elegida presidenta de su sindicato, la Asociación Radial Argentina.
El año 1945 fue clave para la historia argentina. La confrontación entre sectores sociales se agudizó y se transformó en peronismo y antiperonismo.
El 8 de octubre a la noche se produjo un golpe de Estado dirigido por el general Eduardo Avalos que exigió de inmediato y obtuvo la renuncia de Perón al día siguiente.
Durante una semana los grupos antiperonistas tuvieron el control del país pero no se decidieron a tomar el poder. Perón y Eva permanecieron juntos, circulando por diversas casas, entre ellas la de Elisa Duarte, la segunda hermana de Eva. El 13 de octubre Perón fue detenido en el departamento de la calle Posadas y confinado en la cañonera Independencia que zarpó hacia la Isla Martín García.
Por entonces parecía que Perón había sido definitivamente desplazado de la actividad política y que, en el mejor de los casos, se retiraría con Eva, para vivir en la Patagonia. Sin embargo a partir del día 15 de octubre los sindicatos comenzaron a movilizarse para exigir la libertad de Perón, hasta desencadenar la gran manifestación del 17 de octubre que finalizó con su liberación, provocó la recuperación de las posiciones en el gobierno que tenía la alianza militar-sindical y abrió el camino para la victoria en las elecciones presidenciales.
Como Perón había dicho en sus cartas, pocos días después, el 22 de octubre se casó con Eva en Junín.
Eva comenzó abiertamente su carrera política acompañando a Perón, como su esposa, en la campaña electoral con vistas a las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946.
La participación de Eva en la campaña de Perón fue una novedad en la historia política argentina. En aquel momento las mujeres carecían de derechos políticos y las esposas de los candidatos tenían una presencia pública muy restringida y básicamente apolítica.
Eva fue la primera esposa de un candidato presidencial argentino en estar presente durante su campaña electoral y acompañarlo en sus giras. Perón venía proponiendo desde 1943 que había que reconocer el derecho al voto de las mujeres pero en 1945 la Asamblea Nacional de Mujeres presidida por Victoria Ocampo y otros sectores conservadores se opusieron enérgicamente por considerar que era una maniobra electoral y el proyecto finalmente no logró imponerse.
El 8 de febrero de 1946, pocos días antes de finalizar la campaña, el Centro Universitario Argentino, la Cruzada de la Mujer Argentina y la Secretaría General Estudiantil organizaron un acto en el estadio Luna Park para manifestar el apoyo de las mujeres a la candidatura de Perón. Debido a que Perón no pudo asistir por encontrarse agotado, se anunció que María Eva Duarte de Perón lo reemplazaría en el uso de la palabra. Era la primera vez que Evita hablaría en un acto político. Sin embargo la oportunidad resultó frustrada porque el público reclamó la presencia de Perón e impidió que pudiera pronunciar su discurso.
Durante la campaña electoral Eva no pudo ir más allá de su condición de esposa de Perón. Sin embargo ya en ese momento era evidente que su intención era desempeñar un papel político autónomo, incluso aunque las actividades políticas estuvieran prohibidas para las mujeres.
El 24 de febrero de 1946 se realizaron las elecciones triunfando la fórmula Perón-Quijano con un 54% de los votos.
En la historia argentina existe un reconocimiento unánime sobre el hecho de que Evita realizó una tarea decisiva para el reconocimiento de la igualdad de derechos políticos y civiles entre hombres y mujeres.
El 27 de febrero de 1946, tres días después de las elecciones, Evita pronunció su primer discurso político en un acto organizado para agradecer a las mujeres su apoyo a la candidatura de Perón. En esa oportunidad Evita exigió la igualdad de derechos para hombres y mujeres y en particular el sufragio femenino: hubo que esperar más de un año para que la Cámara de Diputados sancionara el 9 de septiembre de 1947 la ley que establecía la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres y el sufragio universal en la Argentina.
En 1949 Eva Perón buscó incrementar la influencia política de las mujeres fundando el Partido Peronista Femenino (PPF). El PPF estaba organizado a partir de unidades básicas femeninas que se abrían en los barrios, pueblos y sindicatos canalizando la militancia directa de las mujeres.
En el Partido Peronista Femenino no había distinciones ni jerarquías entre los miembros.
El 11 de noviembre de 1951 se realizaron elecciones generales. Evita votó en el hospital donde estaba internada, debido al avanzado estado del cáncer que terminaría con su vida al año siguiente. Por primera vez resultaron elegidas parlamentarias: 23 diputadas nacionales, 6 senadoras nacionales, y si se cuentan a las legisladoras provinciales fueron electas en total 109 mujeres.
La igualdad política de hombres y mujeres, se complementó con la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida. El texto fue directamente escrito por Eva Perón. El golpe militar de 1955 derogó la Constitución, y con ella la garantía de igualdad jurídica entre el hombre y la mujer en el matrimonio y frente a la patria potestad, reapareciendo la prioridad del hombre sobre la mujer. La reforma constitucional de 1957 tampoco reincorporó esta garantía constitucional, y la mujer argentina permaneció discriminada legalmente hasta que se sancionó la ley de patria potestad compartida en 1985, durante el gobierno de Alfonsín.
Eva Perón estableció una fuerte relación, estrecha y a la vez compleja, con los trabajadores y los sindicatos en particular, que la caracterizó.
En 1947 Perón disolvió los dos partidos que lo sostenían, el Partido Laborista y la Unión Cívica Radical Junta Renovadora, para crear el Partido Peronista. De ese modo los sindicatos perdieron autonomía dentro del peronismo, aunque por otra parte este se constituyó con el sindicalismo como su columna vertebral, lo que en la práctica implicó que el Partido Peronista tomara la forma de un partido cuasi-laborista.
En este esquema Eva Perón ocupó un papel de vínculo directo y privilegiado entre Perón y los sindicatos, que les permitió a estos últimos consolidar una posición de poder, aunque compartido.
Por esta razón fue el movimiento sindical el que impulsó la candidatura de Eva Perón a vicepresidenta, en 1951, candidatura muy resistida, incluso dentro del Partido Peronista, por los sectores que querían evitar un avance del sector sindical.
Evita tenía una visión sumamente combativa de los derechos sociales y laborales y pensaba que la oligarquía y el imperialismo actuarían incluso violentamente para anularlos. Consecuentemente Eva impulsó junto a los dirigentes sindicales la formación de milicias obreras y, poco antes de morir, compró armas que entregó a la Confederación General del Trabajo (CGT).
La estrecha relación entre Evita y el sindicalismo quedó evidenciada a la muerte de aquella, cuando su cadáver embalsamado fue llevado de manera permanente a la CGT.
La ubicación de Eva Perón en el gobierno peronista estaba obstaculizada por la prohibición legal que existía para que las mujeres pudieran actuar en política. Perón, Evita y otros dirigentes peronistas pensaron entonces en una gira internacional para 1947, inédita en aquel momento para una mujer, que pudiera ubicarla en el primer plano político.
La gira se extendió durante 64 días, partiendo el 6 de junio y regresando el 23 de agosto de 1947. Su intención oficial era oficiar de embajadora de buena voluntad y conocer los sistemas de ayuda social instalados en Europa con la obvia intención impulsarla a su regreso a hacerse cargo de un nuevo sistema de obras sociales. En el cortejo viajó el padre jesuita Hernán Benítez, por quien ella se dejaba aconsejar, y que tendría influencia, a su vuelta, en la creación de la Fundación de Ayuda Social Eva Perón.
La actividad por la cual Evita se destacó durante el gobierno peronista fue la ayuda social orientada a atender la pobreza y otras situaciones sociales de desamparo.
Tradicionalmente en la Argentina esa actividad estaba en manos de la Sociedad de Beneficencia, una antigua asociación cuasi-estatal creada por Bernardino Rivadavia a principios del siglo XIX dirigido por un selecto grupo de mujeres de la clase alta. Ya en la década del 30 comenzó a ser evidente que la Sociedad de Beneficencia como organización, y la beneficencia como actividad, se habían vuelto obsoletas e inadecuadas para la sociedad urbana industrial. A partir de 1943, la Sociedad de Beneficencia comenzó a ser reorganizada y el 6 de septiembre de 1946 fue intervenida.
A partir de entonces, el peronismo debió asumir la tarea de modernizar la asistencia y la ayuda social.
Inmediatamente después de regresar de su gira europea Evita organizó una Cruzada de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón orientaba a atender ancianos y mujeres desamparadas, mediante subsidios y hogares temporarios. El 8 de julio de 1948 se creó la Fundación Eva Perón presidida por Evita, que desarrolló una gigantesca tarea social que llegó prácticamente a todos los niños, ancianos, madres solteras, y mujeres que eran único sustento de familia, pertenecientes a los estratos más pobres de la población.
La Fundación realizó un amplio espectro de actividades sociales, desde la construcción de hospitales, asilos, escuelas, colonias de vacaciones, hasta el otorgamiento de becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promoción de la mujer en diversas facetas.
Los últimos años
En las elecciones generales de 1951 fue la primera vez que las mujeres pudieron presentarse como candidatas. Debido a su gran popularidad la presentación de la candidatura de Eva Perón era entonces un hecho inevitable. El movimiento obrero comprendió rápidamente que la candidatura de Evita al cargo de Vicepresidenta de la Nación, acompañando a Perón, significaba un fortalecimiento notable del sector sindical en el gobierno peronista. La audaz jugada desató una aguda lucha interna en el peronismo e intensas gestiones de los grupos de poder, en la que los sectores más conservadores presionaron fuertemente para evitarlo. Simultáneamente a este proceso Evita desarrolló un cáncer de útero que acabaría con su vida en menos de un año.
En ese contexto el 22 de agosto de 1951 se produjo el Cabildo Abierto del Justicialismo convocado por la CGT. En su transcurso los sindicatos le pidieron a Evita que aceptara la candidatura a Vicepresidente. Tanto Perón como Evita tomaron sucesivamente la palabra para sugerir que los cargos no eran importantes y que ya Evita ocupaba un lugar superior en la consideración de la población.
A medida que las palabras de Perón y Evita ponían de manifiesto las fuertes resistencias que despertaba su candidatura, la multitud empezó a exigirle a Evita que la aceptara allí mismo. Nueve días después, Eva habló por radio para informar que había decidido renunciar a la candidatura.
Por supuesto que la deteriorada salud de Eva Perón resultó a la postre un factor determinante del fracaso de su candidatura a vicepresidenta. Sin embargo ello no impidió que la propuesta de la CGT pusiera en evidencia las luchas internas al peronismo y en la sociedad, ante la eventualidad de que una mujer apoyada por los sindicatos pudiera ser elegida vicepresidenta y eventualmente incluso presidenta de la Nación. Un mes después se produjo el primer intento de golpe de estado contra Perón dirigido por el General Benjamín Menéndez.
En las elecciones que se llevaron a cabo el 11 de noviembre de 1951 Evita había sido operada seis días antes y debió votar en su cama del hospital.
El 15 de octubre publicó su libro «La razón de mi vida», con una primera edición de 300 mil ejemplares. Luego de su muerte se convertiría en libro de lectura en las escuelas.
El avance del cáncer la volvía cada vez más débil y la obligaba a guardar reposo. Pese a ello participaba en los actos públicos. Uno de los más importantes de este período final de su vida fue el del 17 de octubre de ese año. El discurso que Evita pronunció ese día ha sido considerado como su testamento político.
Por esa época, Eva empezó a dictar su último libro, conocido como “Mi Mensaje”, dictado al dirigente sindical de los docentes, Juan Jiménez Domínguez, y finalizado pocos días antes de morir. Se trata del texto más encendido y emocional de Evita. El 18 de julio de 1952 entró en coma por primera vez. Murió a la edad de 33 años, el 26 de julio de 1952.
Su cuerpo fue velado en la Secretaría de Trabajo y Previsión hasta el 9 de agosto que fue llevado al Congreso de la Nación para recibir honores oficiales, y luego a la CGT.
La procesión fue seguida por más de dos millones de personas y su paso por las calles recibió una lluvia de claveles, orquídeas, crisantemos, alhelíes y rosas arrojados desde los balcones cercanos.
Su cuerpo fue embalsamado y mantenido en exposición en la CGT. Mientras tanto, el gobierno empezó las obras del Monumento al Descamisado, que se había proyectado en base a una idea de Evita y que, según un nuevo plan, sería su tumba definitiva. Cuando la Revolución Libertadora derrocó a Perón el 23 de septiembre de 1955, el cadáver fue secuestrado y hecho desaparecer durante 14 años.
Durante la dictadura militar llamada Revolución Libertadora (1955-1958) que derrocó al presidente Juan Perón, un comando al mando del teniente coronel Carlos de Moori Koenig secuestró el cuerpo de Evita, el 22 de noviembre de 1955 por la noche, que se encontraba en la CGT.
El 23 de abril de 1957 el cadáver fue trasladado en secreto en el barco Conté Biancamano a Génova (Italia) en un ataúd que se explicaba pertenecía a una mujer llamada María Maggi de Magistris y fue enterrado bajo ese nombre en la tumba 41 del campo 86 del Cementerio Mayor de Milán.
Hay versiones que sostienen que los militares mandaron realizar tres copias de cera de la momia, y que las enviaron a otro cementerio italiano, uno en Bélgica y otro en Alemania Occidental.
En 1970 la organización guerrillera Montoneros secuestró a Aramburu, exigiendo entre otras cosas la aparición del cuerpo de Evita. Cabanillas entonces se movilizó para traerlo, pero no llegó a tiempo y Aramburu fue asesinado.
En septiembre de 1971, el General Lanusse, dictador por entonces del país, le ordenó al coronel Cabanillas, organizar el «Operativo Retorno». El cuerpo de Evita fue entonces desenterrado de la tumba clandestina en Milán y devuelto a Perón en Puerta de Hierro (Madrid).
En 1974, ya con Perón de regreso en el país, los Montoneros secuestraron el cadáver de Aramburu con el fin de «cambiarlo» por el cadáver de Evita. Ese mismo año, ya muerto Perón, su tercera esposa María Estela Martínez de Perón, decidió traer el cuerpo de Eva al país, y lo ubicó en la quinta presidencial. Mientras tanto, el gobierno de Isabel Perón comenzó a proyectar el Altar de la Patria, un mausoleo gigantesco que albergaría los restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón, y todos los próceres de la Argentina.
En 1976 la dictadura militar que tomó el poder el 24 de marzo le entregó el cuerpo a la familia Duarte, que dispuso que fuera enterrada en la bóveda que su familia posee en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, donde se encuentra desde entonces.