Los Acadios
A mediados del tercer milenio a.C., las tribus semitas que llegaron a Mesopotamia se hicieron sedentarias e impusieron su dominio. Aunque absorbieron la cultura y conocimientos de los sumerios, estos dejaron de existir. El mayor esplendor de los acadios fue durante el reinado de Sargón I (fines del s. XXIV a.C.). Este rey creó el primer Imperio semita al unificar las ciudades-estado sumerias y conquistar los territorios hasta el mar Mediterráneo, por el oeste, y los montes Zagros (en Irán),
por el este.
La capital del imperio fue la ciudad de Accad, cuyo nombre se hizo extensivo a sus habitantes y a la región. El poderío acadio decayó debido a las invasiones de los guti y los amoritas procedentes de las montañas del norte. Pero después, hubo un resurgimiento de la cultura sumeria, encabezado por la dinastía III en la ciudad de Ur.
Los Babilónicos
Debido a nuevas invasiones semitas, alrededor del 2000 a.C., Mesopotamia se volvió a dividir en ciudades-estado. Uno de sus reyes fundó la ciudad de Babilonia, que se convirtió en el centro del Imperio. Como sucedió con la ciudad de Accad, el nombre de Babilonia se hizo extensivo a toda la región.
Posteriormente, el rey Hammurabi (1792- 1750 a.C.) creó un gran reino, unificado política y religiosamente. Durante su gobierno, Babilonia se convirtió en el principal centro comercial de Asia occidental. Además, este rey fue el creador del primer código de leyes, conocido como «Código de Hammurabi».
Hacia el 1600 a.C., los Hititas, que provenían de Asia Menor, saquearon y destruyeron la ciudad de Babilonia.
Posteriormente, se establecieron en la región los Casitas, su dinastía reinó en Babilonia o Karduniash, desde aproximadamente 1531 a.C. hasta el año 1155 a.C., cuando fue derrocada por los Elamitas, provenientes del suroeste de Irán.
El Imperio Asirio
A partir del 1250, los Asirios, también de origen semita, se establecieron al norte de Babilonia. Sus principales ciudades fueron Nínive y Assur. Eran guerreros para demostrar su poder destruían las ciudades conquistadas y capturaba o enviaba al exilio a sus habitantes.
El Imperio Asirio alcanzó su mayor apogeo alrededor del 700 a.C., cuando se extendía desde Armenia e Irán, por el este, hasta Egipto, por el oeste, y desde el Asia Menor, por el norte, hasta el golfo Pérsico, por el sur.
El último de los grandes emperadores asirios fue Assurbanipal, quien hizo construir magníficos templos y palacios y fomentó el desarrollo de las artes y las letras. En Nínive creó una biblioteca donde reunió escritos cuneiformes en tablillas de arcillas.
Cuando estas ruinas y escritos fueron encontrados por los arqueólogos se transformaron en valiosos documentos para conocer a las civilizaciones sumeria, acadia, babilonia y asiria.
La violencia y la represión de los asirios, sumadas a los altos impuestos que exigían, provocó la rebelión entre los pueblos sometidos.
El rey de la ciudad de Babilonia se unió con el pueblo indoeuropeo de los medos, que ingresaron a Asiria desde la península de Irán. La capital asiria, Nínive, fue derrotada el año 612 a.C. Sus lujosos palacios y templos fueron incendiados. Su último rey, Sardanápalo, se lanzó a las llamas.
Los neobabilónicos
A fines del siglo VII a.C., la ciudad de Babilonia fue refundada por Nabopolasar, líder de la tribu semita de los caldeos. La región recibió el nombre de Caldea, y así aparece en los textos bíblicos.
Su rey más importante fue Nabucodonosor II el Grande (605-562 a.C.), ya que extendió su dominio por el oeste hasta Siria y la costa del Mediterráneo. Se enfrentó a Egipto, sometió a Judea, destruyó la ciudad de Jerusalén (587 a.C.), donde capturó a miles de israelitas y conquistó parte de Arabia. Nabucodonosor también es recordado porque reconstruyó y embelleció la ciudad de Babilonia. Además de su monumental fortificación doble (el primer muro tenía ocho metros de ancho y el segundo, siete metros) y las bellas puertas de la ciudad, en el palacio real se construyeron los «jardínes colgantes», una de las siete maravillas de la antigüedad. Y en el centro de la ciudad estaba el zigurat o templo escalonado dedicado al dios Marduk, que por su altura (más de 90 m) se asocia con la torre de Babel que se menciona en la Biblia.
El final de las civilizaciones de Mesopotamia se produjo el 539 a.C., cuando Babilonia fue invadida por el ejército persa del rey Ciro II el Grande. La región se convirtió en una de las provincias más poderosas del Imperio Aqueménida.
Posteriormente, en el 331 a.C., Mesopotamia fue invadida por las tropas del rey de Macedonia, el gran conquistador Alejandro Magno, que sometió a los persas.
El primer libro
En lo que fue la ciudad asiria de Nimrud se encontró el primer libro de la humanidad, unas placas de marfil dispuestas como acordeón. Habría sido escrito por el rey Sargón II hacia el 710 a.C.