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Fuera de la región del Río de la Plata, los independentistas solo tenían el control de algunas zonas de Venezuela y México. Sin embargo, no desistieron de su lucha. José de San Martín, desde el río de la Plata, y Simón Bolívar, desde el norte, unieron sus fuerzas para derribar al poderío español en Sudamérica. Mientras tanto, Vicente Guerrero luchaba por la liberación de México.


En abril de 1818, el ejército patriota que reunía a las fuerzas de San Martín y Bernardo O’Higgins venció a los realistas en la batalla de Maipú. Con el triunfo, Chile afianzó su independencia –declarada el 12 de febrero de 1818.


Con posterioridad, San Martín se dirigió a Perú, donde ocupó Lima en 1821. Pese a que los realistas aún se mantenían en el puerto de Callao, Perú se declaró independiente.


Simón Bolívar, que se encontraba refugiado en Haití tras huir de Caracas, preparó la conquista de Venezuela. En 1817 emprendió su campaña libertadora en la región del río Orinoco, estableciendo su centro de operaciones en la ciudad de Angostura –que luego fue llamada Ciudad Bolívar. Después de cruzar los Andes, en agosto de 1819, venció a los españoles en Boyacá y ocupó Bogotá, tras lo que se proclamó la República de Colombia, cuyo primer presidente fue Bolívar. En 1821, con el triunfo de Carabobo, acabó con los realistas en la región.


En 1822, después de un par de exitosas batallas, el territorio de Quito –actual capital de Ecuador– fue incorporado a la Gran Colombia, que ya estaba compuesta por Venezuela y Nueva Granada, actual Colombia.


Tras las conversaciones de Guayaquil, San Martín y Bolívar decidieron reemprender la lucha contra las fuerzas realistas que aún permanecían en Perú; el segundo tomó el mando de las tropas. El 9 de diciembre de 1824, Antonio José de Sucre, lugarteniente de Bolívar que también había ayudado a liberar Quito, derrotó a los realistas en Ayacucho.


En 1825, se independizó la República Bolívar, la actual Bolivia. El mismo año, Uruguay, que desde 1821 formaba parte de Brasil, fue ocupado por el ejército de Juan Antonio Lavalleja, quien proclamó su independencia.


La lucha fue exitosa para los criollos, aunque no se pudo mantener la unidad de América del Sur como algunos pretendían. Paraguay se había separado de las Provincias del Río de la Plata y estuvo gobernado por Gaspar Rodríguez Francia, que se hizo llamar ‘El Supremo’, entre 1814 y 1840. En 1829, Venezuela se separó de la Gran Colombia. Lo mismo hizo Ecuador al año siguiente.


En México, los realistas también habían tenido éxito, aunque quedaron algunos focos guerrilleros liderados por Vicente Guerrero. Agustín de Iturbide se encargó de pacificarlos. Sin embargo, después de varios meses de enfrentamientos, en 1821 formuló con Guerrero el Plan de Iguala, que estableció la independencia de México y la igualdad entre criollos y realistas. El país se convertiría en una monarquía constitucional gobernada por alguien nombrado por Fernando VII. En 1822, los partidarios de Iturbide lo proclamaron emperador, pero debido a la oposición se vio obligado a abdicar. En 1824, se reunió un congreso constituyente que transformó el país en una república federal, dividida en una serie de estados. Con posterioridad, a raíz de una guerra con EE.UU., a mediados del siglo XIX perdió casi la mitad de su territorio.


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