Juntas, las glándulas de la hipófisis y el hipotálamo trabajan eficientemente para mantener el equilibrio de nuestro cuerpo, cuidando hasta el más mínimo detalle.
Hipófisis: Es la glándula maestra cuyas hormonas controlan la mayoría de las demás glándulas endocrinas corporales, por lo que se la ha llamado «el gran director de orquesta».
Hipotálamo: Aparte de estimular a la hipófisis controlando la secreción de hormonas de su lóbulo anterior, tiene un efecto directo sobre la temperatura corporal al regular la función de las glándulas sudoríparas y fiscalizar la constricción y dilatación de los vasos sanguíneos de la piel.