El inicio del vuelo es el momento de mayor demanda energética. El ave debe acelerar con rapidez para superar la velocidad mínima a la que es posible volar. Las aves pequeñas no tienen ninguna dificultad, porque simplemente saltan y vuelan. Sin embargo, para las grandes es bastante más complicado. Por ejemplo, un buitre con el buche lleno tendrá que correr hasta alcanzar la velocidad necesaria para volar; lo mismo deberá hacer un cisne en el agua; un albatros puede tener grandes dificultades para despegar en el agua y en el suelo, a no ser que lo haga ayudado por un fuerte viento.
El límite superior de peso para que las aves puedan volar es de 15 kilos. De hecho, aves grandes como la avutarda, los cisnes, los cóndores y los pelícanos no superan este límite.
Hay cuatro tipos de vuelos: el batido o a remo, en el cual las alas se mueven constantemente arriba y abajo; el planeado, en el cual las alas parecen inmóviles durante largos períodos, como hacen águilas y buitres; el estacionario, característico de los picaflores, colibríes o pájaros mosca, en el que las alas se baten a gran velocidad (hasta 200 aleteos por minuto) haciéndose casi invisibles, y el animal puede ir hacia adelante o atrás; intervalos de vuelo batido con caída libre intermedia, típico de algunos pájaros como los gorriones.