Los contaminantes se pueden clasificar en sólidos, líquidos y gaseosos. Se descartan los generados por procesos naturales, ya que, por definición, éstos no contaminan.
– Los agentes sólidos: se les llama basura en general. Provocan la contaminación del suelo, del aire y del agua.
– Los agentes líquidos: incluyen las aguas negras, los desechos industriales, los derrames de combustibles derivados del petróleo, y contaminan el agua de ríos, lagos, mares y océanos, pudiendo provocar un desbalance en el hábitat de los organismos que viven en ellos.
– Los agentes gaseosos: incluyen la combustión del petróleo (óxido de nitrógeno y azufre) y la quema de combustibles como la gasolina (que libera monóxido de carbono), la basura y los desechos de plantas y animales.