La expedición al Reino de Chile comandada por Pedro de Valdivia llegó al valle del río Mapocho el 13 de diciembre de 1540. Luego de revisar el territorio se instalaron en una especie de isla formada por los dos brazos del río Mapocho, a los pies del cerro Huelén, que por ser el día de Santa Lucía, bautizaron el cerro con este nombre.
El grupo que estaba compuesto por 150 españoles, unos pocos indígenas y doña Inés de Suárez la única mujer expedicionaria, seleccionaron este lugar, porque consideraron que el río y el cerro serían protecciones naturales en caso de algún ataque.
Cabe consignar que el cerro Huelén o Santa Lucía era en ese tiempo un agreste peñón, conformado solo de rocas, pero las condiciones del terreno a su alrededor, el clima y la abundante vegetación, a juicio de Pedro de Valdivia, se prestaban para establecer en este lugar una ciudad.
Así, al año siguiente el 12 de febrero de 1541, el Conquistador, en solemne ceremonia fundó la ciudad con el nombre de Santiago del Nuevo Extremo, en homenaje al Apóstol Santiago, y a su tierra natal, Nueva Extremadura.
Pero a los siete meses de este acontecimiento, la ciudad fue completamente destruida por las fuerzas del Cacique Michimalongo. Los expedicionarios se salvaron del desastre total, gracias al liderazgo y ardor con que asumió la defensa del poblado Inés de Suárez.
Este episodio significó un retroceso en la Conquista, la que recomenzó en 1543, con la llegada de nuevos recursos del virreinato del Perú; pero hacia 1549, el interés de los conquistadores se volcó hacia el sur del país donde muchos emigraron, perdiendo Santiago su primacía y los gobernadores dejaron de utilizarla como residencia permanente.
Con la gran sublevación Mapuche de 1599, conocida por la historiografía como el «Desastre de Curalaba», al mando del Cacique Pelantaro, los habitantes establecidos en el sur del país emigraron a Santiago, lo que provocó el crecimiento de la ciudad y su consolidación como capital.
Luego vinieron los terremotos que fueron los grandes remodeladores urbanos. El del 13 de mayo de 1647, dejó en pie solo la Iglesia de San Francisco, construida en 1618 y que persiste hasta hoy. Le siguió el terremoto de 1730, en el que se salvaron varias iglesias, pero sólo tres casas: la del gobernador José Antonio Manso de Velasco, la Posada del Corregidor y la de Mateo de Toro y Zambrano, conocida hoy como la Casa Colorada y declarada Monumento Nacional.
Se debe señalar que la modernización o europeización de la capital de Chile, comenzó recién en 1872, durante el gobierno de Federico Errázuriz Zañartu, quien designó como Intendente de Santiago a Benjamín Vicuña Mackenna.
Vicuña Mackenna estuvo en la Intendencia de 1872 a 1875, siendo su mayor realización la ornamentación del Cerro Santa Lucía, que de un montón de piedras y de ser el lugar donde se refugiaban los maleantes, lo transformó en un hermoso paseo.
Fue tal el interés del Intendente en remodelar este cerro, que como servidor público, terminó costeando de su propio bolsillo esta obra que perdura hasta hoy.