En 1878, Chile había abandonado el régimen de convertibilidad del papel moneda en oro y plata, comenzando a circular los billetes de banco y papel moneda fiscal en calidad de inconvertibles. Ese año, el peso chileno se cotizaba a 39 5/8 peniques.
En 1891, tras sucesivas emisiones de estos billetes, la cotización del peso chileno había bajado a 18 13/18 peniques. Concluida la revolución del ?91, se aprobó la ley de conversión metálica de 1892 (gobierno de Montt), que dictaminaba que el país volvería al sistema de moneda metálica, lo que se llevó a cabo en 1895.
Sin embargo, en 1898 (gobierno de Errázuriz) se retornó nuevamente al papel moneda inconvertible, causando complicadas repercusiones económicas.
Uno de los aspectos más graves de esta crisis era que el país se había acostumbrado a vivir sin impuestos directos, en la confianza de percibir regularmente los derechos del salitre, sin considerar que estas entradas era susceptibles de sufrir fuertes variaciones, como pasó en 1914.