El 4 de junio de 1932 a mediodía se inició un golpe de Estado contra el presidente Montero, tras la sublevación de la Escuela de Aviación de El Bosque, liderada por el coronel Marmaduke Grove.
Los aviones cruzaron en todas direcciones el centro de Santiago, arrojando proclamas subversivas y amenazando La Moneda. Al levantamiento de la Fuerza Aérea, se unió la Escuela de Aplicación de Infantería, dirigida por el coronel Pedro Lagos, que estaba dispuesto a sostener de manera inquebrantable el plan político de Carlos Dávila.
En la tarde, rodearon La Moneda para exigir la renuncia de Montero y la entrega del mando a una junta integrada por el general (R) Arturo Puga, Carlos Dávila y Eugenio Matte Hurtado. El presidente no dimitió, pero ante la presión abandonó el gobierno y el país.
La Junta comenzó a funcionar inmediatamente. Grove recibió el ministerio de Defensa, desde donde impuso la proclamación de la República Socialista de Chile. El Congreso Termal fue disuelto (6 de junio).
Por medio de decretos leyes, la Junta ordenó que la Caja de Crédito Popular devolviera vestimentas, máquinas y herramientas que habían sido dejadas en prenda (empeñadas), que se suspendiera por 30 días el cobro de las obligaciones mercantiles pendientes, y que la Caja Nacional de Ahorros prestara a los pequeños comerciantes e industriales cuyo capital no excediera los 200.000 pesos, hasta el cincuenta por ciento de su capital, para que pudieran cumplir con los pagos y obligaciones monetarias contraídas.
También se estableció que el Banco Central debía otorgar créditos a los institutos de fomento, lo que benefició a pequeños industriales, mineros y agricultores.
Todas estas medidas, que iban en favor de los más pobres, más el establecimiento de las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, provocaron pánico entre la oligarquía y se generaron divisiones entre las Fuerzas Armadas. La más molesta era la Marina.
El 13 de junio, Carlos Dávila renunció a la Junta, debido a la falta de unidad y acuerdo entre sus integrantes. Fue reemplazado por Rolando Merino Reyes.
Tres días después, Dávila, apoyado por la guarnición de Santiago, derrocó a la Junta, formando otra. Así se puso fin a la República Socialista, que solo duró 12 días. Marmaduke Grove y Eugenio Matte fueron apresados, siendo relegados a Isla de Pascua.
El 8 el julio, Dávila asumió el gobierno con el título de Presidente Provisional. Convocó a elecciones para un nuevo Congreso Nacional y adoptó medidas para resolver la crisis económica. Se organizó la explotación de lavaderos de oro, principalmente en la provincia de Coquimbo, y se creó la Caja de Amortización para el servicio de la deuda pública, entre otras medidas.
Sin embargo, la oposición fue aumentando, y Dávila cada vez quedó más aislado. Cien días después del golpe contra Montero, el 13 de septiembre, y bajo la presión de un movimiento militar encabezado por la aviación, Dávila renunció, entregando el poder al general Bartolomé Blanche.
A fines de septiembre, el general Pedro Vignola, al mando de la guarnición de Antofagasta, se pronunció contra Blanche exigiendo el retorno al régimen constitucional. La guarnición de Concepción apoyó el reclamo. Blanche renunció, cediendo el mando al presidente de la Corte Suprema, Abraham Oyanedel, quien asumió como vicepresidente el 2 de octubre. Dando validez a decretos anteriores, se mantuvo la elección presidencial y parlamentaria para el 30 de octubre. Lo que marcaría el fin de la Anarquía.
El triunfo fue de Arturo Alessandri Palma, quien contó con el apoyo de la mayoría de los liberales, demócratas y radicales. Marmaduke Grove obtuvo 17,7 por ciento de los votos. Los partidos tradicionales, llamados también de derecha, lograron la mayoría de los cupos en las dos cámaras del Congreso.