Uno de los requerimientos principales del texto argumentativo es la correcta disposición de las razones que se presentan en relación a una tesis. Dicha disposición, ayuda a entregar de forma ordenada las demostraciones de refutación y/o de corroboración con el fin de simplificar la comprensión del texto. Es importante evitar las divagaciones que solo interrumpen la credibilidad y buen entendimiento del lector.
De esta forma, es muy útil distribuir los argumentos en párrafos para organizar bien las ideas, mantener coherencia (nexos, repetición, sinonimia, etc.) y claridad en el texto global.
Esta misma disposición y claridad debe tenerse en cuenta al momento de utilizar los ejemplos, elementos importantísimos del texto argumentativo, para activar el convencimiento en el lector.
Pasos
– Determinar el tema que se va a argumentar.
– Utilizar un tono objetivo en la redacción.
– Organizar las etapas de la argumentación en el texto: Introducción, cuerpo argumentativo y conclusión.
– Determinar los modos de razonamientos de la argumentación.
– Considerar los recursos lingüísticos vistos (estructuras sintácticas y léxico).
Recursos utilizados en la argumentación
El léxico
Es específico y dependerá del tema y nivel que se aborde (utilización de tecnicismos). El objetivo no es la estética del lenguaje, sino la exactitud de las ideas que se exponen.
Las estructuras sintácticas
El orden de las ideas en párrafos y la aplicación de conectores para relacionarlos entre sí, son importantísimos para dar más claridad y seguir el hilo argumentativo del tema que se está tratando. En general los enunciados son extensos y complejos, donde predominan las oraciones causales, consecutivas, condicionales y concesivas. Se insiste en entregar las ideas de manera precisa y objetiva, mediante argumentos sólidos, ejemplos, comparaciones, etc.