A pesar del esfuerzo estadounidense, el poderío del vietcong, sobre todo sicológico, y de sus aliados norvietnamitas estaba intacto, como quedó comprobado en la ofensiva del Tet (el Año Nuevo lunar) de 1968.
Aprovechando el desorden que se produjo por las vacaciones del Tet, 67.000 Vietcong y soldados norvietnamitas atacaron Vietnam del Sur. Como esta ofensiva se lanzó contra ciudades que no habían sido agredidas y en zonas que se consideraban aseguradas, los estadounidenses quedaron sorprendidos.
Tras años de guerra y a pesar de las tremendas pérdidas del Vietcong en el ataque, este demostró que bajo ninguna circunstancia cedería ante Estados Unidos. Además, la ofensiva Tet se realizó con la colaboración de miles de sudvietnamitas que trasladaron las armas a Saigón.
La reacción estadounidense fue desesperada: bombardeó la ciudad imperial Huê para acabar con su ocupación, hasta dejarla en ruinas, y mataron a quinientos hombres, mujeres y niños desarmados, en un pueblo llamado My Lai, entre otras acciones similares.
Por otra parte, los éxitos militares del Vietcong le servían para consolidar los cambios en la estructura económica y social de las regiones que dominaba, además de establecer organismos de poder popular que comenzaron a derivar en la formación de un gobierno revolucionario provisional de Vietnam del Sur.
Paralelamente, la guerra no era bien vista en el concierto internacional y continuaba siendo desaprobada por un número cada vez creciente de los propios estadounidenses. Las imágenes de civiles quemados contribuyeron a aumentar el sentimiento contra la guerra. En Washington hubo una protesta que reunió a 50.000 personas.
La ofensiva del Tet causó un giro importante en la política del Presidente Lyndon Johnson, quien de 206.000 soldados reclutados para Vietnam, solo autorizó la marcha de 13.500 y ordenó el cese parcial de los bombardeos sobre Vietnam del Norte, logrando que Hanoi aceptara el comienzo de las negociaciones de paz en París.
Su sucesor, Richard Nixon, comenzó una «vietnamización» del conflicto, destinada a apaciguar la crisis nacional que la guerra producía en Estados Unidos.
