Si bien muchas de estas iniciativas fueron aprobadas por el presidente Federico Errázuriz Zañartu para concitar la adhesión de los radicales y de los liberales más extremos, significaron para el país un gran avance en diversos ámbitos. Se dejaban atrás algunos vicios políticos e, incluso, vestigios de la legislación hispánica que aún regían la conducta del país.
La primera reforma implementada fue la reducción del quórum necesario para el funcionamiento de ambas cámaras. De esta manera, se facilitaba también la promulgación de nuevas reformas, al exigir solo la tercera parte del Senado y la cuarta parte de la Cámara de diputados para sesionar.
Se estableció, además, que la elección de los senadores sería por provincia y fijaba el número de diputados en uno por cada veinte mil habitantes, así como también definía la incompatibilidad parlamentaria entre los integrantes de la Cámara y el cargo de ministro.
El poder del presidente también se vio reducido, ya que se limitó a un año las facultades extraordinarias que a este se podían otorgar (Estado de sitio). Además, se estableció la incorporación de parlamentarios al Consejo del Estado, privando de votos a los ministros que lo integraban, los que de ahora en adelante serían mayoría en este organismo, y se simplificó el proceso de acusación a los ministros, motivando una mayor fiscalización de las acciones emprendidas por el poder Ejecutivo.
En el ámbito de los derechos, se decretaron como garantías fundamentales el derecho a asociación, reunión, la libertad de enseñanza y de imprenta.
También se redujo a un año el tiempo de residencia que debía tener un extranjero para optar a la nacionalidad chilena.
Progresos materiales
El presidente Errázuriz Zañartu desarrolló una gran cantidad de obras materiales, financiadas, en su mayoría, a través de empréstitos solicitados a los ingleses.
En materia de comunicaciones, se extendió la línea férrea hacia el sur del país. En una primera etapa a Chillán, luego a Talcahuano y, finalmente, a Angol. Se construyeron casi 500 kilómetros de vías, que se sumaron a los 483 ya existentes. También se iniciaron las obras destinadas a construir el malecón de Valparaíso y se terminaron los edificios de la Universidad de Chile y del Congreso.
Pero, sin lugar a dudas, una de las obras importantes fue la modernización de la ciudad de Santiago, a cargo del intendente Benjamín Vicuña Mackenna.
No sólo se pavimentaron numerosas calles y se mejoraron los servicios de agua potable, sino que, además, se realizaron construcciones y remodelaciones de gran envergadura, como la transformación del abandonado cerro Santa Lucía en un paseo público, la construcción del teatro Municipal y el mercado Municipal, entre otros.
Glosario
– Legado: Aquello que se deja o que se transmite a sus sucesores, ya sean cosas materiales o inmateriales.
– Vestigio: Ruina, señal o rastro que queda de algo material o inmaterial.
– Fiscalizar: Criticar y enjuiciar las acciones u obras de alguien.
¿Sabías que?
Durante esta época, Luis Cousiño donó a la ciudad de Santiago el PARQUE COUSIÑO (actual Parque O’Higgins).
Cambios electorales
En 1874 se implementaron importantes cambios en el sistema electoral chileno, en un intento por transparentar los comicios y terminar con los fraudes. La medida fue apoyada por una amplia coalición, integrada por conservadores, radicales, nacionales y liberales opositores.
Así, la organización de todos los procesos eleccionarios quedó a cargo de las Juntas de Mayores Contribuyentes, terminando con la intervención ejercida por las municipalidades. Se hicieron cambios, además, en el sistema de listas y sufragios. Contrariamente a su objetivo inspirador, todas estas transformaciones acentuaron los fraudes electorales, generando más atropellos e intervenciones políticas.
Discrepancias religiosas
Uno de los ámbitos más controvertidos durante la presidencia de Federico Errázuriz Zañartu fue la relación del Estado con la Iglesia y con los sectores políticos cercanos a ella. La dictación en 1873 de una normativa que liberalizaba la enseñanza de la religión católica en los colegios fue la primera de las medidas orientadas a restarle poderío.
Luego, en 1875, con la implementación del nuevo Código Penal, se establecieron penas específicas para aquellos sacerdotes que incurrieran en delito. Ya en 1876, se abolió el fuero eclesiástico para todas las causas civiles y criminales.