LA TERCERA. Por Sofía Otero
Un estudiante que es aceptado en un plantel como Oxford o Harvard debe tener muchas aptitudes. Pero de seguro hay una pregunta que él será incapaz de contestar: ¿por qué fue seleccionado? Las instituciones de educación superior en Inglaterra y EEUU pueden adoptar los sistemas de selección que mejor les parezca. Si bien ambas naciones solicitan un examen estandarizado nacional como la PSU (llamado A-levels en el Reino Unido y SAT en EEUU), esta es sólo una de varias herramientas. A ello se agregan las notas de enseñanza media, informes del colegio, entrevistas, ensayos, cartas de recomendación, participación en actividades extraescolares e, incluso, la etnia y el grado académico de los padres. La misma modalidad que, según ha declarado Rosso, está pensando incluir la UC dentro de su proceso de admisión. Pero el problema es que el modelo anglosajón está siendo fuertemente cuestionado, al punto de pensar en reformularlo.
Entre otras cosas, porque el valor asignado a cada ítem no ha sido difundido, lo que pone en duda la transparencia del proceso. “No está fijado si el ensayo vale un 20% y el examen un 80%. Puede que con resultados bajos y buenas recomendaciones quedes igual. No hay manera de probar discriminación”, cuenta Francesca Muhrer, estudiante de la American University.
Las reformas anglosajonas
Pese a que la variedad de criterios en la selección universitaria son una tradición en estos países, la polémica sobre su transparencia es reciente.
En septiembre de 2006 la ministra de Educación de EEUU anunció que el sistema de ingreso necesitaba modificaciones para hacerlo más asequible, responsable y amigable. La principal crítica que se le hace a este sistema es que su alumnado es cada vez más elitista: el 90% tiene ingresos por sobre el promedio de la nación y se han convertido en los más ricos de la historia del plantel.
Principalmente, porque el actual sistema requiere de mucho tiempo para postular: los alumnos envían sus puntajes SAT en diciembre y en abril vence el plazo para matricularse.
Pero aquellos postulantes con mayores recursos -que no necesitan pasar por el proceso de buscar financiamiento- se matriculan antes y copan las vacantes. Además, se ha detectado que es muy fácil preparar a un alumno para que responda bien una entrevista. Tanto en EEUU como en Inglaterra existen agencias privadas dedicadas a entrenar postulantes.
Por eso, una de las medidas implementadas por las universidades norteamericanas es crear una base de datos privada con la información de los postulantes y además se ha solicitado que las universidades publiquen el desempeño académico de los alumnos seleccionados. Esto, porque se ha criticado que autoridades influyentes ejercen presión para conseguir que sus hijos sean admitidos.
El centenario sistema inglés también ha debido cambiar. Pese a que Oxford tiene más de 800 años, recién este año se han especificado por escrito los criterios de selección de cada facultad. Además, a partir de 2008 los alumnos deberán presentar el historial académico de los padres y su origen étnico para sumar puntos, dando la posibilidad de que alumnos con bajo rendimiento queden por sobre jóvenes destacados, lo que ha sido ampliamente criticado.
La UC todavía no ha definido cómo será su modelo complementario a la PSU, pues tras el revuelo que causó el anuncio, las autoridades han decidido mantenerse en reserva y sólo declararon ante el Consejo de Rectores que a la fecha se han realizado algunos pilotos aislados y que el modelo definitivo está en estudio. En todo caso, como el mismo Rosso dijo, será en base a los sistemas norteamericanos. Los mismos que han sido cuestionados.
Opiniones
«La idea es buscar la forma de identificar atributos especiales en los alumnos. Pero es algo que yo no veo en el corto plazo”. Alfonso Muga Rector U. Católica de Valparaíso
Si estos instrumentos complementan la PSU, tendremos información de mejor calidad, ¿quién podría negarse a utilizarlos?” Claudio Rojas Rector UC del Maule
La idea es asegurarse que los alumnos tienen talento y vocación, sin poner en jaque a la PSU”. Juan Cancino Rector UC Santísima Concepción